
Sospechas
Vladímir Putin y su estado de salud real: de la certeza médica al bulo
Más que nunca, al presidente ruso le interesa transmitir una imagen de resistencia, pero su aspecto envía otro mensaje

Si fuera por las informaciones sobre la salud de Vladimir Putin que se han divulgado desde febrero de 2022, cuando se inició la invasión rusa de Ucrania, el presidente ruso estaría, en el mejor de los casos, postrado en su cama y el pueblo ucraniano quizá se vería liberado de las duras condiciones que ha impuesto para el alto el fuego.
Sin embargo, parece más vivo que nunca y su último desafío al mundo es una alianza con su colega venezolano Nicolás Maduro.
Desde que inició la guerra, ante los rumores desatados sobre su salud, el Kremlin se ha limitado a decir que todo estaba bien. Se habló de un paro cardíaco en octubre de 2023 y posteriormente se avivó el comentario acerca de la enfermedad de Parkinson. En uno y otro caso, el Gobierno ruso lo desmintió.
Más que achaques
El presidente ruso tiene 72 años y, según la prensa internacional que sigue sus movimientos, padece diferentes dolencias. Algunas podrían derivarse de varios procesos oncológicos que ha sufrido en la última década. Todo esto llevó a la especulación sobre la utilización de algún doble en sus apariciones públicas mientras él se recuperaba.

Su preocupación por transmitir una imagen saludable es primordial para trasladar a su pueblo, que padece las terribles consecuencias de esta guerra, un mensaje fuerte y de resistencia. Pero lo cierto es que desde hace tiempo ya no se le ve practicando deporte o montando a caballo como hacía antes, exhibiendo su pectoral desnudo.
Los asesores políticos sospechan que su salud sufre un deterioro galopante, aunque pocos se atreven a ofrecer un pronóstico exacto, puesto que algunas enfermedades, como el cáncer o el Parkinson, se cronifican de una manera muy diferente según la gravedad o el paciente. La prueba son las imágenes en las que aparece frágil y tenso, agarrándose con firmeza a la mesa o al asiento para tratar de disimular sus temblores. A menudo aprieta su puño contra sí mismo.
Un exoficial del Servicio Federal de Seguridad de la Federación de Rusia (FSB), un órgano bajo la autoridad de Putin, reveló hace un tiempo a "Sunday Mirror" que no le quedaban más de dos o tres años de vida, a causa de "una forma grave de cáncer que progresa rápidamente". Y añadió que "sufre de dolores de cabeza y que cuando aparece en televisión necesita trozos de papel con todo escrito en letras enormes para leer lo que va a decir".
Un tumor cerebral
El tiempo ha pasado y sigue activo, a pesar de que sus visitas a especialistas son continuas. Tanto oncológicos como relacionados con otro tipo de enfermedades. Angus Dalgleish, profesor de Oncología en la Universidad St George de Londres, declaró a "Sunday Mirror" que, por la forma en que Putin ha "actuado y cambiado" en los últimos años, podría tener un tumor cerebral. "Mirándolo hace dos o tres años y ahora, me pregunto si, considerando su forma de actuar y su cambio de comportamiento, su desconexión y su problema cognitivo, tiene un tumor cerebral".
Ha habido otras noticias, como que en una ocasión Putin fue encontrado por su servicio de seguridad tumbado en el suelo con los ojos en blanco. Los portavoces del Kremlin, una vez más, lo desmintieron y calificaron todas estas informaciones de "absolutas tonterías" que tienen como objetivo desestabilizar al país.
A finales de 2024 en un evento público, el líder ruso fue incapaz de controlar sus movimientos mientras pronunciaba un discurso de una hora en un podio en Astaná, Kazajstán. Los espasmos se iniciaron en su pie izquierdo y enseguida afectaron al resto del cuerpo. Aunque se esforzó por adoptar una postura firme, no puedo evitar balancearse sobre sus talones.
En una de sus últimas apariciones, su aspecto exhausto, con los ojos rojos y un misterioso hematoma en la mano, ha vuelto a abrir interrogantes sobre su estado real.
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