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Un bautizo íntimo para el príncipe Jorge, futuro rey de Inglaterra

Los duques de Cambridge y Jorge con la reina Isabel II larazon

El bautizo del hijo de los duques de Cambridge reunió a Isabel II y a tres futuros monarcas: Carlos, Guillermo y Jorge

Con tan sólo tres meses dio la sensación de que estaba completamente habituado al estricto protocolo de palacio. No lloró en ningún momento. Es más, permaneció impertérrito ante los flashes de los fotógrafos e incluso movió su mano en el instante en el que llegó la reina Isabel II, dejando atónitos a los presentes con su particular reverencia. El príncipe Jorge Alejandro Luis, hijo de los duques de Cambridge, fue bautizado ayer en el palacio de Saint James rodeado por decenas de fans y curiosos que intentaron ver al bebé de cerca. Algunos de ellos habían acampado –pese a las bajas temperaturas– desde el martes por la mañana, pero ni la expectación ni la atención mediática fueron las mismas que rodeó su nacimiento el pasado 22 de julio.

Es más, la ceremonia fue de lo más íntimo y rompió, prácticamente en todos los sentidos, lo supuestamente establecido para la ocasión con un heredero al trono. Tan sólo fueron 22 invitados, se celebró entre semana, tuvo lugar en la pequeña capilla de Saint James en vez de en Buckingham Palace, y, para los padrinos, se eligieron a familiares cercanos y amigos de toda la vida y no aristócratas y miembros de otras realezas. Y es que tanto Guillermo como Catalina quisieron seguir la hoja de ruta que ellos mismos se han marcado tras contraer matrimonio para mantener, siempre que sea posible, su privacidad al margen del objetivo de una cámara, algo que nunca consiguió Lady Di. La normalidad es el pilar que quieren imponer en la vida de su pequeño. Aunque, en ocasiones como la de ayer, no pudieron obviar que su hijo, el príncipe, está llamado un día a ser el futuro rey del país. Y es más, con el cargo de jefe de Estado va implícito el de máxima autoridad de la Iglesia Anglicana, por lo que lo que quiso ser una celebración familiar bien pudo considerarse un acto político. Por ello el bautizo fue presidido por el mismísimo arzobispo de Canterbury, Justin Welby, que utilizó para la ocasión agua del río Jordán. La jornada dejó además otras fotos históricas que quedarán para la posteridad. Isabel II fue retratada con las tres generaciones de futuros monarcas, algo que no había ocurrido desde 1894, cuando se celebró el bautizo del que sería el rey Eduardo VIII. Aquella instantánea la protagonizó el bebé, su padre (el que sería después rey Jorge V), su abuelo, (el futuro Eduardo VII), y su bisabuela, (la reina Victoria). La de ayer, por su parte, inmortalizó a Isabel II con Carlos, Guillermo y Jorge. Fue tomada por Jason Bell, un conocido fotógrafo de personalidades del mundo del espectáculo cuyos trabajos, exhibidos en la National Portrait Gallery, llamaron la atención de Catalina.

La ceremonia comenzó a las 14:00, hora local. Los primeros en llegar al templo fueron los padrinos, entre ellos, Zara Phillips, nieta de Isabel II, junto a la familia Middleton, seguidos por la Reina y su marido, el duque de Edimburgo, el príncipe Carlos y su mujer, Camilla, y Enrique. La soberana vistió un elegante traje azul con tocado a juego y demostró una vez más que se encuentra perfectamente de salud. Su consorte, que ha sido hospitalizado varias veces en el último año y que el pasado mes de junio cumplió 91, también mostró buen aspecto. Tan sólo cinco miembros de la familia real fueron invitados, dejando ausencias tan destacadas como la de los tíos paternos del duque de Cambridge, es decir, los demás hijos de la soberana, y la representación de los Spencer, la familia de la difunta Diana.

Amigos del matrimonio

Aunque mucho se había especulado sobre que los padrinos serían los hermanos de los padres del pequeño –Pippa Middleton y el príncipe Enrique–, finalmente los elegidos fueron Zara Phillips, Oliver Baker, William van Custem, conde de Grosvenor, Emilia Jardine-Paterson, amigos del matrimonio, Julia Samuel, quien fuera amiga de la fallecida Diana de Gales, y Jamie Lowther-Pinkerton, ex secretario privado de los duques. En definitiva, la mayoría conocidos desde la infancia y la universidad de Saint Andrews (Escocia), donde la pareja empezó su noviazgo.

El pequeño Jorge aguantó la compostura en todo momento. «Es la primera vez que le vemos tan callado en todo el día», llegó a bromear su padre. Con sus mejillas rosadas, regordete y serio, el bebé llevaba un faldón de encaje y satén, réplica del que portó la princesa real Victoria, hija de la reina Victoria, cuando fue bautizada en 1841. Era su primer acto público desde su nacimiento, en julio, y también fue la primera vez que aparecían juntos Isabel II y los tres futuros reyes.

Terminada la ceremonia, los 22 invitados acudieron a Clarence House, residencia del príncipe Carlos y de su esposa Camilla –contigua al palacio de St.James– para la recepción, en la que se cortaba una parte de la tarta nupcial de los duques de Cambridge que fue congelada y reservada para esta ocasión.