Historia

Barcelona

«Prohíben una tradición histórica de Cataluña»

Los aficionados toman el coso al grito de «Libertad, libertad»

Barceló enarbola un pañuelo blanco. Los aficionados disfrutaron de una tarde histórica. Sánchez-Llibre, de CiU
Barceló enarbola un pañuelo blanco. Los aficionados disfrutaron de una tarde histórica. Sánchez-Llibre, de CiUlarazon

A pesar de ser un restaurante especializado en productos marineros, ayer, El Suquet de l'Almirall, en la Barceloneta, ofreció un menú taurino a unos comensales especiales. La familia del maestro José Tomás disfrutaba del almuerzo mientras el diestro permanecía concentrado en su hotel. Tras el ágape, José Tomás Román, padre del torero, tomó un taxi hacia La Monumental, donde pudo ver al gran número de aficionados que defendían la Fiesta antes de entrar a la plaza.

A dos horas de la corrida miles de personas hacían cola para no perderse un día histórico. Se mezclaban gente anónima y caras conocidas bajo el común denominador del amor a la tauromaquia. En los bares cercanos se improvisaban tertulias en las que se intentaba disimular la tristeza ante la idea de que la de ayer fuera la última tarde torera de Barcelona. Alejandro de Benito, uno de los jóvenes alumnos de la Escuela Taurina de Cataluña, que toreó la semana pasada en La Monumental, reconocía que «es un día emotivo por ver a tanta gente, pero triste. Nosotros seguiremos luchando para que los políticos no nos quiten las ganas».

Jaume Sisa llegaba a la plaza acompañado del biólogo Jaume Josa. El cantautor reconocía que «estamos ante la paradoja de que, por los nacionalistas, tendremos que irnos fuera para ver una tradición nuestra. Es como ir al extranjero para bailar sardanas». A pocos metros, el director teatral Ramon Ollé, luciendo una camiseta de «El Padrino», recordaba que «se cargan una tradición de 500 años, pero nos iremos a Nimes donde nos tratan de maravilla. Y La Monumental todavía la convertirán en mezquita». Otro hombre de teatro, Borja Sitjà, también entraba el coso acompañado de Jaume Boix, hermano del apoderado de José Tomás.

En las colas de acceso a las entradas, se podía ver a Pedro Piqueras con prisas ante lo que él decía que era «un día histórico, pero no sé en qué sentido». Cerca de él, el empresario Leopoldo Rodés admitía que «esto es muy triste. Me sabe muy mal por los aficionados. Lo que no entiendo es por qué los antitaurinos no se van a Tortosa a protestar por los correbous». Entre los escritores no faltaron Luis Racionero y Fernando Sánchez Dragó. Todos ellos aguantaban con estoicismo los empujones para llegar a las puertas de acceso. Algunos aficionados tardíos intentaban hacerse poco antes de las seis de la tarde, hora de inicio del festejo, con alguna entrada. Otros buscaban con desespero algún ejemplar del cartel de Barceló para José Tomás sin ninguna suerte, aunque podían conformarse con una camiseta no oficial de la corrida al módico precio de 15 euros. Ayer abundaron las banderas catalanas con la palabra libertad escrita como lema. Precisamente uno de los asistentes a la Fiesta le discutía a otro que «si nos quitan ahora la libertad, ¿qué será lo siguiente?». El compañero de improvisada tertulia no sabía qué responder.

Pedro Balañà Fort
Empresario de la Monumental
«Creo que el año que viene habrá toros. En el supuesto de que llegarán a cerrar una plaza tan importante como ésta, la familia Balañà llegaría hasta donde hubiera que llegar».

Laurent Burgoa
Alcalde de Nimes
«He venido hasta Barcelona para apoyar a toda la afición catalana y a la tauromaquia, puesto que estoy convencido de que hay que tenemos que defender la continuidad de la corrida. Lo que ocurre en Barcelona en un futuro podría suceder también en cualquier ciudad de España o Francia. En todo caso, la afición debe mostrarse solidaria».

Enrique Sierra
Cirujano jefe de la Monumental
«No será este el último festejo, tengo la certeza. Si lo fuera, la inmensa pena que yo tendría no me dejaría trabajar esta tarde». El cirujano lleva nada menos que 21 años trabajando en el equipo médico de la plaza y como aficionado, desde los cuatro años, por lo que este coso en este momento es casi como su casa. «Fue una tarde inimaginable, no se puede describir con palabras, mágica, la más importante que he vivido en muchos años».

Fernando Sánchez Dragó
Escritor
«No creo que estemos viviendo la última tarde de toros en Barcelona. En el pasado ya se ha intentado prohibir en numerosas ocasiones; sin embargo, afortunadamente nunca ha cuajado. Todavía tiene que hablar el Tribunal Constitucional».

Óscar Higares
Torero
«El de hoy es un día bastante triste, pero no que no se olvide que todavía somos muchos los que queremos seguir viendo corridas de toros en Cataluña».