Ciudad Real

Sagarduy vuelve sin homenaje pero jaleado como «gudari»

Varios cientos de personas jalearon ayer al preso más antiguo de la banda terrorista ETA, José María Sagarduy Moja, «Gatza», al recibirlo en su localidad natal, Amorebieta (Vizcaya), después que por la mañana saliera de la cárcel de Jaén II tras permanecer 31 años en prisión.

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Sagarduy llegó en coche a Amorebieta alrededor de las 21.15 horas y entró en la vivienda familiar, en cuya balconada abrió una botella de champán y brindó con sus padres, su mujer y su hija.La multitud profirió gritos a favor de la banda terrorista y de la amnistía de presos y, tras cantar el «Eusko gudariak» (himno del soldado vasco o «gudari» y darle la bienvenida con la canción «Hator hator», fue disuelta por la Ertzaintza.

Posteriormente se produjeron altercados en algunas calles de Amorebieta, que concluyeron con varios cruces de contenedores que provocaron la detención de una persona, según indicó el Departamento vasco de Interior, que había prohibido una manifestación convocada ayer en Amorebieta a las 20.00 horas con el lema «Bizi osorako kartzela zigorrik ez» (No a la pena de cárcel para toda la vida).

Sagarduy Moja, nacido el 4 de mayo de 1958 en la citada localidad vizcaína, ha salido de prisión unos días antes de cumplir 53 años, después de permanecer recluso desde los 22. Fue condenado por la Audiencia Nacional a casi 70 años de cárcel por su participación en varios atentados perpetrados a finales de la década de los setenta y principios de los ochenta, entre los que destacan los asesinatos de Juan Cruz Hurtado Fernández y José María Arrizabalaga Arcocha.

Pese a que fue enjuiciado con el Código Penal de 1973, que permitía redenciones de pena más favorables para el reo, su internamiento se ha alargado hasta los 30 años y 9 meses en aplicación de la doctrina Parot.

Tortilla y brindis para celebrarlo
Como si de una estrella de cine se tratara, el diario «Gara» hizo ayer un seguimiento de las vivencias de Jose Mari Sagarduy, «Gatza». «Caminando tranquilo, puño en alto (...) ha abandonado la prisión de Jaén entre gritos de ánimo y aplausos de familiares y allegados». Y, acto seguido, narraba el momento en que la hija del etarra corría a abrazarle. Después, «Gatza» montaba en un vehículo con destino a su tierra, pero antes hubo ocasión de realizar un brindis y reponer fuerzas en tierras de Ciudad Real. No faltó una breve alusión a las víctimas congregadas a las puertas de la prisión.