Barcelona
Talismán o paloma
En los dos encuentros de Liga que el Madrid ha jugado sólo ha enseñado que esta temporada el camino hasta Casillas es más intrincado, o así parece. No ha encajado ningún gol ante Mallorca y Osasuna y ha metido sólo uno, a Ricardo. No es para celebrarlo, ni siquiera por la ventaja de un punto sobre el Barcelona, que en Santander dio un recital con todos los tenores y en el Camp Nou soltó un ruidoso gallo con las vicetiples.
Mourinho ganará algún título con el Madrid, apuesto que en este curso; sus antecedentes, sus métodos y las plausibles declaraciones de quienes han estado a sus órdenes le convierten en el bálsamo de Fierabrás. Si Capello no perdió en el Bernabéu su calidad de infalible, tronchada en el Mundial, parece improbable que la bola de cristal traicione a «Mou», a quien con sólo dos partidos oficiales es prematuro calificar de talismán o paloma, de indubitable o panoli. Representa mejor el papel de gavilán que el de avecilla desamparada o ratón distraído. La fórmula también es aplicable a Guardiola, que tiene sobre Mourinho una ventaja, el equipo hecho, maquinal, y un inconveniente, una plantilla corta, un banquillo que ofrece menos garantías que el de su más directo adversario. Hoy el Barça recibe al Panathinaikos y mañana, el Madrid al Ajax. De la Liga a la «Champions», donde el menor traspié impone una penitencia. Es el riesgo de ser paloma.
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