África

Túnez

La revuelta se extiende a las cárceles y deja 50 muertos

Muchos tunecinos atribuyen la violencia a una venganza del ex presidente tunecino Ben Ali, otros consideran al «régimen policial», del que se daba constancia en los cables de Wikileaks, el culpable de la gran mayoría de las atrocidades ocurridas en los últimos días

Un tanque de la Armada tunecina M60 permanece en guardia en Ban Saadoun, cerca del centro de la ciudad de Túnez
Un tanque de la Armada tunecina M60 permanece en guardia en Ban Saadoun, cerca del centro de la ciudad de Túnezlarazon

Si durante este mes de protestas han muerto más de 70 personas, ayer se sumaban cerca de 50 de fallecidos en dos motines en centros penitenciarios del país.

Por la tarde la televisión tunecina informó de un incendio en la prisión de Monastir, al sureste de Túnez. Según estas fuentes, los presos se amotinaron y prendieron fuego a las camas, en un intento de huida, muchos no pudieron conseguirlo. El resultado, al cierre de esta edición y según fuentes médicas del hospital confirmaron a Efe, fueron 42 muertos. En la red social Twitter se aseguraba que en esta prisión se encontraban numerosos presos de conciencia. Casi en paralelo, en otro centro penitenciario, éste en la ciudad costera de Mahdia, se produjo otra violenta rebelión. Después de intensos enfrentamientos entre los reos y los funcionarios penitenciarios, al parecer el director del centro decidió abrir sus puertas y dejar en libertad a cerca de 1.000 reclusos para evitar un baño de sangre. Durante el motín habrían muerto cinco internos. Sin embargo, una fuente anónima confirmó a Ap que se produjeron decenas de muertos a causa de los disparos de los funcionarios penitenciarios en una reacción a la rebelión. De acuerdo con esta fuente, las Fuerzas de Seguridad dispararon contra los presos que intentaban huir. Aun así, cientos habrían logrado escapar. En los barrios más ricos de la capital, los comercios permanecían ayer cerrados y los escaparates vacíos ante la vigilancia de centenares de agentes. Sin embargo, en el barrio de Negrine habían quemado distintas tiendas y supermercados. Amal explica a LA RAZÓN que su padre ha salido junto a otros vecinos a defender el distrito. «Aquí no hay policías y los que lo están haciendo son unos mafiosos».

También en el barrio de La Marsa los vecinos están asumiendo la seguridad. Hasta las mujeres salen a defender sus propiedades de los delincuentes que se están aprovechando del caos que reina en el país. «Hemos cogido a cuatro, iban en un coche robado e iban armados», cuenta emocionada una vecina de la zona. Hasta Ben Ali, aunque ya en el exilio, también sufrió el pillaje. La lujosa mansión de la playa en Hammamet de ex presidente apareció quemada y saqueada en imágenes de la televisión tunecina.


Temor a un efecto dominó en el mundo árabe
Los régimenes magrebíes y árabes siguen con atención la revuelta popular de Túnez bajo el temor de un efecto dominó. La posible gestación de un proceso democrático ha puesto en alerta a más de una capital donde se ha producido alguna manifestación solidaria. En Sudán, inmerso en la consulta de secesión del Sur, se registraron concentraciones de jóvenes que exigían mejoras económicas y sociales, y no escondían su descontento hacia el Gobierno de Al Bashir.

En Egipto ayer también se produjeron manifestaciones en favor a una apertura democrática. Igual que en Argelia, donde ha habido graves disturbios por la subida del precio de los alimentos. En Jordania también se han producido protestas callejeras. Ante esta situación, la Liga Árabe anunció ayer que analizará los acontecimientos en la cumbre económica prevista para el 16 enero. En declaraciones a los medios, el secretario general de la Liga Árabe, Amr Musa, alertó ayer de que el movimiento tunecino que ha provocado la caída del presidente Zine al Abidine Ben Alí supone el «inicio de una nueva era». «Los graves acontecimientos de Túnez suponen un evento de dimensiones históricas y modelan el inicio de una era y el fin de otra», subrayó.