Francia

Satisfacer a ETA o la seguridad por Carmen Gurruchaga

La Razón
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La famosa alternativa KAS, que contenía los puntos clave exigidos por la organización terrorista para dejar de asesinar, chantajear y extorsionar recogía la salida de Euskadi de «las fuerzas de ocupación» (sic). También se habló del abandono paulatino de las Fuerzas de Seguridad del Estado en los acuerdos alcanzados en las reuniones habidas en el Palacio de Ayete de San Sebastián hace un año; y ahora es Iñigo Urkullu quien exige el final de la presencia en Euskadi de todos los «cuerpos ajenos». Se supone que estas declaraciones están encaminadas a avanzar el acuerdo de paz que bajo manga se está pactando con la izquierda abertzale. Pues bien, resulta cuanto menos precipitado hablar de este asunto cuando ETA no se ha disuelto y cuando hace menos de dos semanas las Fuerzas de Seguridad francesas y la Guardia Civil detuvieron en Francia a dos dirigentes de la banda con sendas pistolas y en actitud nada amigable; y cuando el terrorismo callejero reverdece en las calles de Euskadi. Además, ningún reglamento recoge que ni la Policía Nacional ni Guardia Civil tengan que irse de la comunidad autónoma vasca en caso de que la organización armada anuncie su disolución. Es más, el artículo 17 del Estatuto de Autonomía contiene una reserva exclusiva de servicios policiales para los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, que van desde la vigilancia de puertos y aeropuertos, a la lucha contra el fraude fiscal, por ejemplo. Y es que la Ertzaintza no es capaz, pese a sus 8.000 efectivos, de asumir en exclusiva las competencias policiales en la Comunidad Autónoma Vasca que ahora comparte con Guardia Civil y Policía española (3.900 miembros), ya que sus éxitos policiales en estas décadas han sido más bien escasos. Probablemente porque sus miembros viven demasiado próximos al terreno en el que trabajan y eso condiciona sobremanera su actuación. No hay más que comprobar cómo los agentes que luchan contra la banda se ven obligados a encapucharse ante el temor a ser reconocidos y a las consecuencias que esto pueda acarrear en ellos mismos o en sus familias.
Como decía el ex lehendakari Ardanza: «Euskadi es muy pequeño y aquí nos conocemos todos». Y esta proximidad tiene sus ventajas y sus inconvenientes; entre estos se encuentra precisamente la dificultad para actuar con profesionalidad, frialdad y distancia en un entorno tan cercano. Y de hecho, si se ha avanzado en la derrota policial de ETA ha sido por el trabajo efectuado por Policía Nacional y Guardia Civil; y no por la Ertzaintza.