Cataluña

El PP exhibe su programa electoral para seducir al voto no soberanista

Replica a Mas que no puede inventarse un referéndum ilegal n Propone reducir un 20 % los diputados y eliminar las «embajadas»

Sánchez-Camacho presentó ayer medidas para controlar el déficit
Sánchez-Camacho presentó ayer medidas para controlar el déficitlarazon

Barcelona- No hace ni dos años, en la última campaña electoral, Alicia Sánchez-Camacho, solía avisar de que Artur Mas «es un lobo con piel de cordero que llevará a Cataluña al abismo con sus delirios independentistas». Pero en aquel entonces, a la presidenta del PP catalán le pasaba como a «Pedro y el lobo», sus advertencias se achacaban a tácticas electoralistas. Sin embargo, Mas ha acabado sorprendiendo a la misma Sánchez-Camacho al declararse abiertamente independentista y proponer unas elecciones plebiscitarias para medir en las urnas el respaldo al Estado propio. Unos comicios que han trastornado la actualidad política catalana, empezando por el debate de política general, que los partidos convirtieron ayer en altavoz para ofrecer un avance de su programa electoral.

La réplica al discurso de Mas dibujó, tal y como preveía el guión, las líneas maestras de los bloques políticos que lidiarán en la campaña electoral. CiU, ERC, ICV y Solidaritat defenderán la soberanía de Cataluña, y PP, PSC y Ciutadans, una Cataluña dentro de España. Cada uno con sus matices.

Sánchez-Camacho erigió al PP como máximo valedor de la España de las Autonomías. Y tras bautizar la legislatura actual como la de «Artur Mas el breve», desplegó, con habilidad, un avance de su programa electoral. Aunque el sábado tendrá la oportunidad de ofrecer más detalles, puesto que la junta electoral del PP catalán la designará candidata, adelantó algunas propuestas dirigidas a combatir las crisis económica, para Sánchez-Camacho, el verdadero dolor de cabeza de los ciudadanos. Habló de reducir un 20 por ciento el número de diputados del Parlament, de 135 a 108.

Adelgazar la administración

«En aras de la austeridad», avanzó que impulsará un plan de racionalización de los medios públicos y de las empresas públicas. También se comprometió a no dar subvenciones cuando la prioridad sean las políticas sociales. Y, como no, reiteró que eliminará las «embajadas» de la Generalitat, una reivindicación que el PP ha exigido a CiU durante toda la legislatura para reducir el gasto público y cumplir los objetivos de déficit. No se arrepintió de haber ayudado a CiU a sacar adelante los presupuestos de 2011 y 2012. «Lo hicimos por responsabilidad y lo volveríamos a hacer», aseguró. Pero lamentó que Mas no haya cumplido con el acuerdo que firmaron.

Sánchez-Camacho se postuló con este discurso como la candidata que enarbola la bandera de la «transición a la salida de la crisis». Pero pese a jugar esta baza no obvió el debate de moda. Tras acusar a Mas de engañar a los catalanes con el tacticismo de anticipar unas elecciones para lograr una mayoría absoluta que no le obligue a jugar a la geometría variable, le avisó de que no puede fijar las reglas de un referéndum. Mas le instó a escuchar el veredicto de las urnas, después de admitir que no tiene la certeza de que los catalanes sigan su apuesta soberanista.