El Cairo

Mursi venga la muerte de 16 policías

El presidente egipcio lanza una ofensiva antiterrorista en la península del Sinaí n Destituye al jefe de los Servicios Secretos y al gobernador de la zona

El guardián de Oriente Medio
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Aunque han transcurrido únicamente unos pocos días desde el múltiple atentado del domingo por la noche en el norte del Sinaí, en el que los islamistas asesinaron a 16 soldados egipcios antes de intentar infructuosamente perpetrar un ataque del lado israelí de la frontera, parece ahora estar claro que el presidente Mohamed Mursi es consciente de que se halla, de hecho, en guerra.

Es prematuro vaticinar ahora su alcance exacto, pero sobre el terreno lo claro es que las medidas son concretas. Ayer de madrugada, helicópteros de la Fuerza Aérea egipcia atacaron a células armadas en el norte del Sinaí, dando muerte, según un portavoz oficial, a «20 terroristas», sospechosos de ser miembros de la organización islamista que perpetró el ataque del fin de semana. Y por la tarde, un portavoz oficial de la Presidencia en El Cairo anuncio que el presidente islamista había destituido al jefe del Servicio de Inteligencia y al gobernador del sector norte en la península del Sinaí, nombrando nuevas figuras en lugar de ambos. Los cambios en la cúpula de seguridad –que incluyeron también a jefes de otras fuerzas, como al comandante de la Policia militar– no fueron presentados explícitamente como algo relacionado directamente con los últimos y cruentos sucesos en el Sinaí, sino como algo más global. Pero fueron interpretados en la región como otro paso en la nueva etapa de enfrentamiento a los islamistas.

Por la mañana, poco después de la ofensiva aérea, un portavoz militar declaró que «elementos de las Fuerzas Armadas y del Ministerio del Interior, con el apoyo de la Fuerza Aérea, comenzaron a implementar un plan destinado a reinstaurar la seguridad, persiguiendo y atacando a elementos terroristas armados en el Sinaí, y lo han logrado con éxito absoluto». El portavoz aclaró que «el plan continuará».

En Israel, algunos analistas se preguntaban si acaso el ataque aéreo de ayer había sido solamente un operativo de venganza por el atentado del domingo para calmar al pueblo enfurecido por la muerte de los 16 soldados, o si realmente era el comienzo de una nueva etapa. Pues a juzgar por la dinámica sobre el terreno, parecería que no es algo aislado. Medios de comunicación egipcios informaron que el presidente Mursi se reunió en El Cairo con el ministro de Defensa, Mohamed Husein Tantaui; el jefe del Estado Mayor, Hafez Anan; y el ministro del Interior, Ahmed Gamal al Din. También participaron el primer ministro, Hisham Kandil, y los jefes de la Marina, la Fuerza Aérea y las Fuerzas de Tierra del Ejército.

La reunión de la cúpula política y de seguridad se concretó mientras en el norte del Sinaí, reinaba gran tensión. Antes del operativo aéreo, fueron atacados cuatro puestos de control de las Fuerzas de Seguridad egipcias cerca de la localidad norteña de El Arish, hiriendo a tres policías. «Un grupo yihadista robó un vehículo perteneciente a la Dirección de Seguridad de Sinaí Sur», dijo una fuente militar. Habitantes de El Arish salieron a las calle para protestar contra los ataques y exigieron «la protección del Estado que merecemos».

 

UNA ZONA CALIENTE
Más de 60.000 kilómetros cuadrados de desierto conforman la península del Sinaí. Habitada por beduinos y una minoría de palestinos, su población no llega a más de 100.000 habitantes. Pero la importancia de esta península reside en su posición geográfica, Un enclave que resulta estratégico para Egipto, ya que une el país con Oriente Medio y en él se halla la franja de Gaza y la frontera con Israel. De ahí su importancia para asegurar la estabilidad de la zona.