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El Rey marca la «hoja de ruta» contra la crisis
Apela a la unidad, al esfuerzo y a los valores para superar la situación actual. Pone en primer plano la responsabilidad de políticos y agentes económicos
MADRID- Si hubiera que poner un nombre al año que acaba, éste bien podría ser el del miedo que ha sacudido España con el recrudecimiento de la crisis, con las alarmantes cifras de desempleo, con el fantasma del rescate irlandés sacudiendo los cimientos de nuestra economía, con la bolsa bajo mínimos y un panorama poco alentador. Por eso, el tradicional mensaje de Nochebuena de Su Majestad el Rey no podía centrarse en otra cosa que no fuera la crisis, sus consecuencias y las acciones que hay que acometer para superarla.
Ya el año pasado, Don Juan Carlos centró su alocución en buena medida en la situación económica, pero en esta ocasión casi el setenta por ciento del discurso, algo más corto que otros años, está dedicado a la crisis. Ya desde el comienzo del mensaje, el Monarca recordó que «llegamos al final de un año difícil y complejo» que en el caso de España «ha puesto de manifiesto desequilibrios y deficiencias estructurales que hemos de resolver juntos con eficacia y prontitud». Ya desde el comienzo, el Rey llamó a la unidad de acción y mostró su preocupación especial por los parados, de quienes dijo que son «una prioridad insoslayable». «La sociedad española –advirtió– no puede dejar que, especialmente, tantos jóvenes carezcan por más tiempo de un trabajo».
En ese marco, Don Juan Carlos subrayó que «pese a ciertos signos alentadores, todavía no se ha logrado una plena estabilización y recuperación internacional». Y aunque la situación es la que es, sí quiso arengar a la sociedad con un mensaje inequívoco: «No hemos llegado hasta aquí para dejarnos vencer por las dificultades, para renunciar a nuestras ambiciones de construir un país cada vez mejor».
Desde ese espíritu de superación, de lucha, de ansia de mejora, el Rey dio todo un recetario para salir de la crisis económica, que no por lógico deja de ser toda una declaración de principios. Por encima de todo puso la «unidad, responsabilidad y solidaridad». Y, a partir de ese principio, destacó que «es preciso seguir adelante con empeño, ganar la batalla al paro con decisión, constancia y firmeza; mejorar en productividad y competitividad», y en un campo que siempre ha estado en el centro de su discurso, «en educación e innovación». Todo ello para «volver a situar nuestra economía con visión de futuro en el pelotón de cabeza», eso sí, recalcó, «manteniendo nuestra protección y cohesión social».
En segundo lugar, el Rey hizo un doble llamamiento a «abordar juntos las reformas necesarias» y a cumplir los compromisos «en materia presupuestaria y de déficit». En aras de ese objetivo de reinsertarnos en el pelotón de cabeza, urgió a «modernizar nuestro modelo productivo y generar mayor confianza para reactivar nuestra economía», siempre teniendo en cuenta que «disponemos de las condiciones y los instrumentos necesarios» para salir adelante.
«Levantar la cabeza»
Esa «hoja de ruta» del Monarca para que España salga del pozo de la crisis económica no pasa únicamente por medidas prácticas como la unidad, la modernización, la realización de reformas o la confianza, sino también por aspectos anímicos o menos tangibles. «Debemos desterrar el desánimo, levantar la cabeza, aunar esfuerzos y continuar la faena, conscientes de lo que somos, de lo que ya tenemos y de los que podemos avanzar», afirmó, porque «los nuevos tiempos requieren grandes compromisos por parte de todos».
Y aún más, advirtió: en este empeño «no caben actitudes individuales ni colectivas de indiferencia o de egoísmo que a la postre nos dañan a todos», porque «nada que valga la pena se consigue sin renuncias y sin entrega». Aquí, Don Juan Carlos instó a «fomentar el ejercicio de grandes valores y virtudes como la voluntad de superación, el rigor, el sacrificio y la honradez, valores y virtudes cuya ausencia no es ajena al origen de la crisis», una reflexión ésta que ya hemos escuchado a otros líderes mundiales como el Papa.
Por último, volvió a apelar a «unir nuestras fuerzas» todos, «empezando por nuestros partidos políticos y agentes económicos y sociales», centrados en la «generosidad, sentido de Estado y pensando en el interés general», concluyó.
Tras la crisis, el Rey, que se mostró muy seguro de que 2011 aportará nuevos éxitos y avances en muchos campos, volvió a recordar a las víctimas del terrorismo, a los miembros de las Fuerzas Armadas y Cuerpos de Seguridad, especialmente a los desplegados en misiones internacionales y los que han perdido la vida en 2010, y llamó a combatir las drogas y la «inaceptable» violencia de género. Y finalmente, después de haber vivido todo el año con los rumores y opiniones sobre su estado de salud tras la operación de pulmón, Don Juan Carlos quiso dejar claro que «sigo y seguiré cumpliendo siempre con ilusión mis funciones constitucionales al servicio de España. Es mi deber, pero es también mi pasión».
En su despedida reiteró su confianza en «nuestra capacidad y fortaleza para dejar a nuestros hijos y nietos un país cada vez mejor, con mayor prosperidad en cada pueblo, ciudad y Comunidad Autónoma».
RECETA REAL
1. Unidad
Insistió en trabajar juntos para salir de la crisisa través de la unidad, la responsabilidad y la solidaridad.
2. Mejoras
Instó a mejorar en productividad y en competitividad, en educación e innovación y a modernizar el modelo productivo y generar confianza, sin renunciar a la protección y cohesión social. Además, urgió a abordar «juntos» las reformas necesarias y a cumplir los objetivos en materia presupuestaria y de déficit.
3. Espíritu
El Monarca hizo un llamamiento a «desterrar el desánimo» y a «levantar la cabeza», conscientes de lo que podemos avanzar porque «disponemos de las condiciones y de los instrumentos».
4. Valores
Para ese progreso y ese futuro, Don Juan Carlos afirmó que hay que dejar de lado la indiferencia y el egoísmo. Al mismo tiempo, animó a fomentar «el ejercicio de grandes valores y virtudes como la voluntad de superación, el rigor, el sacrificio y la honradez» porque su «ausencia no es ajena al origen de la crisis».
5. Prioridad
Como en sus últimas alocuciones a la Nación, el Monarca destacó como «prioridad insoslayable» la solución de la situación de los parados. «La sociedad española –dijo– no puede dejar que, especialmente, tantos jóvenes carezcan por más tiempo de un trabajo». Al mismo tiempo, recordó a quienes han tenido que cerrar sus negocios.
6. Compromiso
«Todos», subrayó, y los primeros los partidos políticos y los agentes económicos y sociales, «somos importantes para conjugar voluntades» en la dirección de la recuperación, «con generosidad, sentido de Estado y pensando en el interés general». «Los nuevos tiempos requieren grandes compromisos».
El mensaje «oculto»
- 2005, la sucesión asegurada
En algunos planos del discurso se puede apreciar una fotografía sobre una mesa. Cada año cambia. En 2005, en la imagen se veía a Don Juan Carlos, Don Felipe y la Infanta Doña Leonor recién nacida. La sucesión en el Trono está asegurada. ¿Y el debate de la igualdad en la sucesión? No urge, el Heredero es el Príncipe.
- 2007, el silencio de Chávez
La imagen de detrás del Rey mostraba a éste plantando un árbol. Fue lo que hicieron todos los mandatarios al llegar a la Cumbre Iberoamericana en la que Don Juan Carlos espetó el famoso «¡Por qué no te callas!» a Hugo Chávez. La firmeza del Rey en estado puro.
- 2008, el fin de una maldición
Hace dos años, el Monarca eligió para colocar en la mesilla una imagen soñada por todos los españoles generación tras generación: la selección de fútbol celebrando la Eurocopa. En un año en el que la crisis ya asomaba las orejas, una alegría para los españoles.
- 2009, el cadete
El año pasado, en la mesilla aparecía el Príncipe vestido de cadete de Infantería. Esa foto era un símbolo de continuidad de la Corona y de la acción conjunta de padre e hijo por España. Ambos han compartido protagonismo en 2010 en muchos actos.
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