Cataluña
El PP agita el voto de castigo contra Zapatero por la crisis
Las elecciones catalanas y la crisis económica ocuparon ayer la reunión de «maitines» de Mariano Rajoy con su «sanedrín» de confianza. A una semana de la cita con las urnas el PP revisa su ofensiva para apuntalar su objetivo de aumentar al menos en un par de escaños su presencia en el Parlamento catalán (hoy tienen 14, y el mejor resultado fue el de Aleix Vidal-Quadras, con 17).
El camino elegido pasa por aparcar en la medida de lo posible el debate identitario y sus secuelas, Estatuto catalán incluido, y por apelar en esta recta final a la crisis y al voto de castigo a José Luis Rodríguez Zapatero y, por supuesto, al tripartito, por su gestión de la misma. Es decir, intentar que los catalanes voten pensando sobre todo en el bolsillo y en la gestión económica del PSOE, de modo que estos comicios sean una especie de primera meta volante de las «primarias» en las que el PP quiere convertir las autonómicas y municipales de la próxima primavera. En esta estrategia se explica que ayer la secretaria general, María Dolores de Cospedal, cada vez que se le preguntaba por Cataluña insistiese en el mensaje de que un buen resultado del PP en las elecciones de este domingo será bueno para la recuperación económica de Cataluña y de España. «El PP es una fuerza determinante en Cataluña y en España para salir de la crisis», sentenció. Los populares observan con suspicacia los coqueteos de CiU y el PSC, mientras que por su parte evitan anticipar preferencias de socios y se ajustan al lema de que su objetivo es ser una fuerza decisiva que priorice los «problemas reales» de los catalanes, como los 650.000 parados, las 150.000 empresas que han cerrado en los últimos años o los 268.000 autónomos que han desaparecido desde 2008, según recordó Cospedal. Al margen de los pactos postelectorales que cuajen, si las cosas les van bien, el domingo Génova hará un balance en clave nacional de la voluntad de los catalanes.
Aguirre hace campaña en catalán
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, arropó ayer en Roses (Girona) a la candidata popular a la Generalitat, Alicia Sánchez-Camacho, y no tuvo ningún complejo en utilizar el catalán para pedir el voto y denunciar la mala gestión del tripartito.
Parafrasenado a Josep Pla, aseguró que «lo que Cataluña necesita es un Gobierno que se deje de "collonades"». Añadió «clar i català (alto y claro)», que «Cataluña, más que nunca, necesita un Gobierno liberal que confíe en los catalanes, que no intervenga "ni es fiqui en la vida dels ciutadans"(ni se meta en la vida de los ciudadanos)"». Porque haciendo debates estériles «Cataluña era número uno de España hasta que los superamos nosotros».
Sánchez-Camacho. remató que «el tripartito ha muerto y el PP es el único partido capaz de garantizar bienestar y libertad en Cataluña».
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