El psiquiatra un médico más por Andrés ABERASTURI

Resulta desolador que a estas alturas de siglo –y se supone que de cultura–, siga existiendo en nuestra sociedad un extraño rechazo a «ir al psiquiatra». Nadie te pone cara de nada si después de contarte que tiene «palpitaciones» le aconsejas que debería ir a un cardiólogo. Pues dile que vaya a un psiquiatra a quien está obsesionado hasta el sufrimiento por tener todo controlado o al que, sin saber por qué, cada vez le da más miedo salir a la calle. Y lo que desde fuera se ve tan claro se niega desde dentro, porque –insisto– aunque resulte incomprensible, el psiquiatra sigue siendo un tema tabú, el «loquero», muy especialmente entre unas ciertas clases medias y altas, mucho más que en las de nivel económico y/o cultural menor. Aunque es cierto que hemos avanzado, en España se mantienen unos esquemas extraños de comportamientos que suele repetirse con frecuencia. No hablo más que desde la experiencia de mi entorno y desde esa simple observación, llego a las siguientes conclusiones: Ni quien necesita ayuda, ni su familia –que es peor– están por la labor de reconocer que necesita ir al psiquiatra a no ser casos extremos. Al médico del ambulatorio le cuesta enviar pacientes a Psiquiatría y prefiere medicar él mismo si el asunto no es realmente grave. La sociedad llamémos la conservadora, acepta al psiquiatra pero siempre que no sea para ellos, mientras que la «progre» prefiere al psicólogo y huye de la medicación como de la peste. Y es una pena que no veamos al psiquiatra como a un médico más. Si supiera mucha gente que sufre en silencio mil enfermedades mentales que recuperar la normalidad es en ocasiones tan fácil como mantener el colesterol a raya…