Un cambio quiero

MADRID- Muchos pertenecen a la generación de la que surgieron los «ni-ni» (los que ni estudian ni trabajan), pero con sus trayectorias han demostrado que se puede ser joven y estar sobradamente preparado. Son profesionales solventes con éxito en su sector. Cada uno desde su oficio, con mayor o menor convicción ideológica, anhelan que el cambio político se traduzca en soluciones. «Después de que hayamos vivido la época que nos ha tocado, con la crisis, el paro, muchos jóvenes vemos en el PP la mejor respuesta», explica la atleta Ruth Beitia. Algo que apoya la presidenta de las Nuevas Generaciones, Beatriz Jurado: «El PSOE ha hecho un esfuerzo por fallarnos día tras día durante estos siete años. No hay reto ni expectativa que hayamos conseguido junto a ellos. Al contrario, tenemos un 50% de paro joven y la gente tiene que marcharse fuera a trabajar». Para el diestro César Jiménez, la explicación de este giro a la derecha se debe a que los votantes necesitan tener esperanza. «La gente está un poquito quemada con la situación actual y quiere cambiar porque ese cambio les da un poco de moral e ilusión», comenta.
Están siendo uno de los grupos más castigados por el desempleo y los recortes sociales y, sin embargo, son muchos los jóvenes que no se conforman con ser testigos tras la barrera y participan de forma activa en el cambio. De hecho, las elecciones municipales han dado su apoyo a un total de 1.840 concejales, 66 alcaldes y 17 diputados autonómicos que pertenecen a las nuevas generaciones del Partido Popular. «Este país tiene que volver a ser lo que era. Necesitamos un cambio a todos los niveles, que vuelva a resurgir la industría, que nuestra economía vaya adelante y que haya trabajo para todo el mundo», explica la modelo y empresaria Nieves Álvarez. Una reflexión que avala el escritor Rafael Peralta: «La derecha se está mostrando como una inicativa muy cercana a los ciudadanos, con un proyecto más sólido y fiable».

Hoja de ruta
Son conscientes de que permanecer en la queja sólo lleva al inmovilismo y, por ello, aportan su propia hoja de ruta. Si la diseñadora Amaya Arzuaga apuesta por la austeridad y por que los partidos «no miren los intereses propios y se unan por el bien del país», ya que «hay que reactivar el consumo», el modisto Lorenzo Caprile propone un recorte en las subvenciones al mundo de la moda. «Las ayudas priman la ley del mínimo esfuerzo, son cheques en blanco. El dinero debería emplearse de forma inteligente», comenta. Asimismo, considera que «las ayudas económicas deberían repartise de otra forma, con premios a la exportación, a la facturación, etc. La administración tendría que facilitar los contratos y así favorecer la creación de empleo». Pero este manual de soluciones no sólo se ciñe al mundo de la alta costura. Para el diestro César Jiménez, los políticos también pueden ayudar a acabar con la imgen distorsionada de la Fiesta Nacional. «Deberían involucrase más con los profesionales y mostrar la cría del toro y los sentimientos que los diestros tenemos de cara a los animales», explica. Además, considera que los cambios en la reglamentación que afectan a pequeñas fiestas populares están «imposibilitando» que muchos ganaderos tengan un sustento. El escritor Rafael Peralta, que gestiona la empresa de marketing Royal Comunicación, considera que «lo que se debería hacer es potenciar el talento, estamos en una tierra quelo tiene de forma innata, pero no está desarrollado». Y añade que «se necesita innovación en la industria y en las artes, y, a nivel empresarial, que haya una voz más fuerte de los emprendedores, para poder crear empleo».