Espanyol
Poco fútbol
Los equipos dirigidos por Joaquín Caparrós nunca se han distinguido por practicar fútbol academicista. Siempre han sido fuertes y, a veces, rudos. José Mourinho se planteó el partido de San Mamés pensando en el equipo que iba a tener enfrente y en los que le aguardan con el Barcelona. Caparrós sacó a los suyos, a los mejores de que dispone. Mourinho colocó tres centrales, Pepe, Albiol y Garay, aunque al primero le hizo jugar por delante de los otros dos y pusiera su peculiar aduana.
No hubo fútbol de exquisiteces. Había sol en el campo, algo que empieza a ser inusual, ambiente en las gradas y dos conjuntos preocupados por lanzar el balón hacia delante renunciando a la posesión y la creación en el centro del campo. Como antaño, Athletic y Real Madrid renunciaron al centrocampismo. La diferencia notable estuvo en que a los madridistas les valía el contragolpe aprovechando la rapidez de Di María. De ese modo llegó el penalti y el gol de Kaká. De esa manera el Madrid tuvo hasta cuatro ocasiones más en la primera parte. El Athletic no encontró a Llorente y Casillas sólo intervino en un par de ocasiones. Los bilbaínos en sus ataques dejaron una defensa descolocada y fácilmente desbordable.
El Real Madrid tuvo fácil la victoria. Di María se bastó para romper la zaga rojiblanca. La segunda parte tuvo el mismo cariz. Poco fútbol y el Athletic sin encontrar a Llorente. Nunca pudo imaginar Mourinho que iba a encontrar tarde tan apacible. No pareció prudente que diera minutos a Cristiano Ronaldo, aunque sirvió para que éste aumentara su cuenta goleadora. Hay partido contra el Barça.
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