Crisis del PSOE
No valen paños calientes por Toni Bolaño
La crónica de una derrota anunciada se consumó. El socialismo español, como partido de gobierno, ha perdido las elecciones. No ha estado a la altura de las expectativas y ha sido castigado. Ha sido la tónica general en Europa. En todos los países que se han celebrado elecciones, éstas han dado la puntilla a sus gobiernos. Nadie se ha salvado de la quema. Tampoco parece que Merkel y Sarkozy saldrán airosos de las suyas. Sin embargo, este mal de muchos no puede ser consuelo para el socialismo español. El 20-N ha sido una derrota sin paliativos. Nada de dulce derrota. Nada de decir que se han salvado los muebles con la que caía. Todo eso son excusas y blandiéndolas algunos preferirán enrocarse. Rubalcaba buscará refugio en el núcleo dirigente del socialismo español que se negará a ceder el poder. Su estrategia se definirá en el primer asalto: la constitución del grupo parlamentario. El mermado grupo socialista elegirá a sus dirigentes y los que se consideran herederos del Pacto del Betis –aquel que en Suresnes repartió el poder entre andaluces y vascos– pretenderán relegar a Carme Chacón. Eduardo Madina puede ser el candidato a portavoz con un Rubalcaba presidente. Quién sabe si será llamado a mayores retos como la Secretaría General. Parece claro que el núcleo duro sabe que los días de Rubalcaba están contados. La dirigente catalana, sin duda, también quiere optar a dirigir el partido defendiendo una reflexión a fondo con dos objetivos. Rejuvenecer el partido y renovación ideológica. Ante el descalabro hay que mirar al futuro. La derrota ha dejado una profunda herida en el socialismo. Para sanarla se requiere cirugía. No valen paños calientes. El congreso socialista no puede retrasarse, debe hacerse de forma inmediata para esclarecer cuanto antes la estrategia en una crisis que no tiene, de momento, punto y final.
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