Libros
Mañas vuelve a disparar
Ha llovido mucho desde que en 1994 un joven aspirante a juntaletras llamado José Ángel Mañas quedó finalista del Nadal y puso al mundillo literario a hablar con «Historias del Kronen». «Cada escritor tiene una novela que es su buque insignia, la que más se conoce
En mi caso coincidió que fue la primera», reconoce. Y lo hace sacando pecho: «Me siento muy orgulloso de que quince años después se siga oyendo hablar de ella». La recordarán: sexo despreocupado y vacíos vitales en un Madrid nocturno de pijos que se fundían la Visa de papá en noches blancas.
Muchos pronosticaron que sería autor de un solo libro. Parece que se equivocaron. Quizá Mañas no haya vuelto a abrazar el éxito de igual forma, pero ahí está, trabajando poco a poco, más obrero de la literatura que entonces con nueve novelas. Y sin hacerle ascos a la literatura de género, donde parece sentirse cómodo. En 2005 publicó «Caso Karen», y ahora regresa al «thriller» policiaco con «Sospecha», su décima obra, un relato oscuro que tiene ingredientes como un psicópata calculador y un policía convertido en sospechoso.
El sur madrileño
Mañas defiende la originalidad de su mirada, que lleva al lector por la ciudad que mejor conoce, con alguna incursión en la periferia del sur. «Madrid está muy presente en mis novelas –confirma el escritor–, es mi ciudad. Como decía Montaigne, los hombres estamos arraigados. Yo, fuera de aquí, no pinto nada: siempre digo que soy madrileño, madridista y madrileñista».
En «Sospecha», en la que retoma a los policías Pacheco y Duarte, de «Caso Karen», Mañas aborda «la necesidad de confianza» para retratar el presente: «Las crisis provocan una desconfianza generalizada de los ciudadanos en la política, de los políticos en los bancos, y de estos en las instituciones». Y cuenta que «la novela negra tiene dos componentes claros: una parte importante de crítica social y una atmósfera psicológica de anormalidad».
Sin acabar de definirse por un estilo, reconoce que «es verdad que tengo dos registros muy diferenciados en mi carrera, uno puramente realista y otro policiaco. Pero en mis novelas realistas hay crimen, y en mis "thrillers"hay realismo». Y citando como referentes a Zola, Simenon, Balzac y Galdós, asegura: «Pienso en mi obra como un universo en expansión».
A Mañas, las canas le delatan: ya no es un chaval. Aunque sigue espigado y con chispa en la mirada, no hay rastro del chico Kronen: «¿Las ventajas de llevar una vida ordenada? ¡Escribo más. Llevo tres novelas de 500 páginas!», responde con ironía. Además, parece lamentar, «ha cambiado el paisaje humano de la noche, hay otro público muy diferente».
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