Ginebra

La teoría de la relatividad se queda incompleta

La comunidad científica ha vuelto a fijar su atención en el laboratorio del CERN en Ginebra. Desde allí se lanzaron los haces de neutrinos.
La comunidad científica ha vuelto a fijar su atención en el laboratorio del CERN en Ginebra. Desde allí se lanzaron los haces de neutrinos.larazon

MADRID- ¿Error reiterado o revolución en la Física moderna? El debate se abre de nuevo. El pasado 23 de septiembre, el Centro Europeo de Investigación Nuclear (CERN) hizo públicos los resultados del proyecto Opera. La comunidad científica no dio crédito: tras el envío de 15.000 sucesos de neutrinos –partículas subatómicas neutras y muy ligeras– a través de una distancia de 730 kilómetros –la que separa el CERN de Ginebra con el laboratorio italiano de Gran Sasso–, los responsables del experimento constataron que las partículas tardaron en desplazarse 2,4 milésimas de segundo. Es decir, fueron 60.000 nanosegundos –millonésimas de segundo– más rápidas que la luz, que se desplaza a 300.000 kilómetros por segundo. Hace más de un siglo, Albert Einstein constató en su Teoría de la Relatividad Espacial que cualquier objeto normal está confinado por la relatividad a moverse a velocidades menores que las de la luz. ¿Se equivocó entonces el Premio Nobel?

Ante la posibilidad de un error en la medición, el CERN puso en marcha un nuevo experimento, eso sí, mejorado: los neutrinos empleados en esta ocasión eran menos duraderos que los de pruebas anteriores. Y es que en el experimento de septiembre, al ser los haces más «anchos», el margen de error también era mayor, sobre todo hablando de una unidad temporal tan ínfima como el nanosegundo. Así, en vez de una vida de 10 millónesima de segundos, en el experimento hecho público ayer los haces tenían una vida de tres millónésimas de segundo. Una vez más, los neutrinos han sido 60 nanosegundos más rápidos que la luz. «Las mejoras del sistema de medición y del detector de Opera», afirman los expertos, «permitieron alcanzar precisiones sistemáticas y estadísticas comparables».

«Se trata de un resultado muy bueno. Se excluyen parte de los errores. El haz anterior era muy ancho y había más posibilidad de deformaciones que podrían dar lugar a errores. El proyecto Opera va por buen camino», afirma a LA RAZÓN Carlos Peña Garay, físico titular del Centro de Investigaciones Científicas (CSIC). ¿Einstein está de nuevo en entredicho? «Si existe una desviación en los fenómenos de la Física, lo que puede ocurrir es que haya algo un poco más general que incluiría nuevos fenómenos», asegura. Así, «no significa que todo lo que Einstein demostró esté mal. Quizá, algo le falta a la Teoría de la Relatividad y precisamos una descripción más completa de la realidad», añade.

Nuevas implicaciones
Una vez más, la puesta en duda de los preceptos de Einstein disparan nuestra imaginación. ¿Sería posible retroceder en el tiempo? «Sería una de las implicaciones más obvias, pero todavía es pronto. Sin no entendemos la extensión de nuestra realidad, no tiene sentido aventurar teorías al respecto», asegura Peña Garay.

«En este caso entra en juego la noción de causalidad: un fenómeno da lugar a una causa», explica José Busto, profesor de Física de la Universidad del Mediterráneo de Marsella. «No hay nada más rápido que la luz. Y si se supera su velocidad, sólo cabe retroceder hacia atrás en el tiempo. Es abrir la puerta a un sueño», añade.

Para Busto, el experimento hecho público ayer «se ha realizado con medidas más precisas». Aun así, «se va a continuar trabajando en esa línea». Pero de momento, Einstein sigue en entredicho. «La cuestión es si este resultado puede confirmarse en sucesivas pruebas. Y después, buscaría una teoría que explicara que los fenómenos astrofísicos se dan de bruces con las conclusiones de Opera», señala. En todo caso, parece «que va a transcurrir bastante tiempo hasta que las cosas se pongan en claro». Porque «no puede decirse que Einstein se hubiera equivocado del todo. Hay que ser prudente y buscar teorías». Ahora bien, Busto también recuerda que «no existe ninguna teoría absoluta».

 

EE UU y japón se quedan atrás
El interés por los neutrinos no es exclusivo de los europeos. Estados Unidos puso en marcha el proyecto Minos en 2005. Su estudio no ha alcanzado los resultados del CERN, pero en 2007 descubrieron que estas partículas subatómicas se movían (pero no superaban) a la velocidad de la luz. Tampoco pudieron batirla los japoneses. El Super-Kamiokande, nombre del observador de neutrinos nipón, comenzó a trabajar en 1996 y fue el primero en detectar la masa de los neutrinos, pero no ha vuelto a facilitar nuevos datos.