Medidas económicas
Mensaje a la Unión Europea
El comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, pese a las habituales perífrasis que caracterizan el lenguaje de los funcionarios europeos, ha confirmado durante su visita a Madrid que existe una divergencia de criterios en el seno de la Unión con respecto a la situación económica española y a la forma de abordar la salida de la crisis. Así, desde la Comisión, se insiste machaconamente en que el fondo de rescate, el llamado «MEDE», está a disposición de cualquier socio que lo necesite, apremiando sin demasiada sutileza al Gobierno español para que lo reclame; mientras que desde Alemania se trasluce la posición contraria, muy poco inclinada a avalar nuevas inyecciones de capital, por muy condicionadas que éstas vengan. El propio Rehn se lamentó ayer de que «se haya convertido en algo habitual que los estados miembros de la UE hagan declaraciones individuales», en una alusión directa a la actitud germana y holandesa, siempre temerosas ante el riesgo de un repunte inflacionario en la eurozona.
Este escenario justifica plenamente la estrategia que está siguiendo el Gobierno de Mariano Rajoy, que ni es de indecisión ni responde a la simple necesidad de ganar tiempo. Mientras la Unión Europea no establezca unas reglas de juego claras y unos compromisos firmes para el desarrollo de una plena Unión Económica y Monetaria, que es la única garantía de la irreversibilidad del euro frente a los tiburones financieros, no cabe otra acción que la de sanear las cuentas públicas, reducir el déficit y profundizar en las reformas. Hoy, en el Senado, donde va a tener lugar la V Conferencia de Presidentes autonómicos, estamos ante una buena oportunidad para trasladar a nuestros socios europeos la certeza de que nuestro país va a seguir en la misma línea y va a tratar de conservar la mayor autonomía posible en el proceso de toma de decisiones de su política económica y financiera. Para ello, es imprescindible que los presidentes de todas las comunidades autónomas respalden el compromiso aceptado por nuestro país de cumplir los objetivos de reducción del déficit y el equilibrio de las cuentas en lo que a sus territorios se refiere. Ello no significa que tengan que estar de acuerdo con los Presupuestos Generales o con el reparto de las transferencias, ni que deban ocultar sus demandas. Pero lo peor que podría suceder es transmitir al exterior una imagen de inestabilidad política o de falta de firmeza en el cumplimiento de las obligaciones. Propuestas como la del PSOE, que pretende que se aborden cuestiones como la reforma de la Constitución, que tiene otro ámbito parlamentario más adecuado, no favorecen nada el empeño común y, además, ni siquiera servirán de paliativo.
al desafío independentista.
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