Caso Imelsa

Cien

La Razón
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La llamada «procesión atea» de Lavapiés, afortunadamente prohibida por la Delegación del Gobierno en Madrid, contaba con cien apoyos. Lo han leído bien. Han conseguido sus cobardes organizadores –contra Alá y Mahoma no se atreven–, armar una zapatiesta para terminar contando con la ridícula solidaridad de un centenar de necios. Reunir a cien cuerpos es lo más sencillo del mundo sin tener la necesidad de herir los sentimientos de decenas de millones de personas gratuitamente y porque sí. En el último certamen local de petanca celebrado en Fresno del Guadalmecín se juntaron cuatrocientos setenta y dos espectadores. Cifra ampliamente superada por los interesados en asistir al campeonato de Canicas sobre Grava recientemente competido en Baños de Dotres. Entre participantes, árbitros, entrenadores y público, más de tres mil asistentes. En 1998, en la localidad palentina, casi fronteriza con La Montaña, de Alar del Rey, seiscientas ochenta personas asistieron a la conferencia del ilustre naturalista Guillermo Pérez-Luminé que disertó durante dos horas acerca de las «Ventajas y algún inconveniente de las galletas "María"». El salón de conferencias tuvo que ser cerrado por falta de espacio y quedaron en la calle otros quinientos frustrados ciudadanos deseosos de oír las interesantes teorías del profesor Pérez-Luminé con respecto a las galletas «María», una de las cuales no deja de ser sorprendente y procedo a su revelación: «La galleta "María"ingresa en la glotis con más suavidad previamente humedecida por el café o el chocolate, que en su sequedad de origen». Al decir tal cosa –según me ha contado alguno de los asistentes–, estalló una unánime y clamorosa ovación.

La Asociación Española de Criadores de Ranas cuenta en la actualidad con más de doscientos cuarenta miembros. Por otro lado, la organización de «Amigos de las Peceras en los Hogares Salmantinos», la célebre APHS, supera los dos mil asociados. A la presentación del último libro de Almudena Grandes, en el que participaron el rapsoda García-Montero y la tía en segundo grado de Javier Bardem, doña Lucinda Fresneda Caporredondo Gómez Bardem –los Bardem no pudieron asistir porque ya están todos en California–, asistieron más de ciento cincuenta personas con un mérito añadido. Se anunció que no se repartirían croquetas después de la presentación. Y a la inauguración de la nueva «boutique» de ropa interior masculina «Eggs», sita en el barrio de La Latina en Madrid, más de setecientos invitados se quedaron en la calle, porque «Eggs» es un comercio de reducido espacio.

Cien personas son muy pocas personas para apoyar una grosera majadería que ha contado con un altísimo nivel de propaganda y publicidad. En el fondo, la prohibición les ha hecho un gran favor a los convocantes, a los que animo desde aquí a que procedan a reírse de Alá y de Mahoma en los alrededores de cualquier mezquita. Este servidor de ustedes, a estas alturas de su vida y de su hastío, es sobradamente capaz de reunir a cien personas por cualquier motivo. Sólo con la familia llego a las noventa y tres. A las siete restantes les ofrezco un bocadillo de jamón y alcanzo el centenar en un minuto, porque el español es muy dado al bocadillo de jamón de regalo.

Después de la frustrante y aleccionadora experiencia, no estaría de más que el Ayuntamiento de Madrid dedicara una calle secundaria a los organizadores de la llamada «procesión atea». La calle de «Los Cien Tontos de Lavapiés».