Atlético de Madrid

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El Atlético de las dos caras (4-3)

Los de Simeone jugaron ochenta minutos muy bien y marcaron cuatro goles. En siete minutos encajaron tres tantos del Rayo Vallecano n Falcao marcó de penalti

Falcao, de penalti, marcó el cuarto tanto del Atlético ante el Rayo
Falcao, de penalti, marcó el cuarto tanto del Atlético ante el Rayolarazon

MADRID- El Atlético acabó pidiendo la hora. A diez minutos del final ganaba 4-0 y vio cómo el Rayo, con los goles de Delibasic, dos, y Leo, en siete minutos llevaba la zozobra a sus jugadores. El sufrimiento se apoderó del Calderón cuando la afición había vivido 80 minutos placenteros, en los que comprobó que el equipo sabía jugar, se esforzaba, encontraba el ritmo adecuado y tumbaba al Rayo, que hasta entonces había mostrado buenas maneras, buen trato con el balón, al que no renuncia, pero no tenía pegada.

Cuando fue un equipo serio y no se dedicó a sestear, a vivir de las rentas y a pensar que ya todo estaba hecho, el Atlético no vivió de los goles de Falcao –el colombiano sólo marcó de penalti cuando el partido estaba resuelto– y superó al Rayo por su juego colectivo, por la aportación de todos los jugadores y porque Simeone les ha puesto las pilas. Esas pilas que duraron ochenta minutos para desesperación del propio Cholo, con una angustia final que no entraba en el guión según se había desarrollado el encuentro.

La pelota fue del Rayo. La estadística no miente, pero las ocasiones, el peligro, el juego y la profundidad las puso el Atlético en un derbi que se decidió en dos minutos, cuando Koke y Arda resolvieron ante Dani Jiménez al comienzo del segundo tiempo. Ahí estuvo la clave del partido porque en la primera parte, en la que Courtois fue un espectador de excepción, sólo se registró el gol de Mario Suárez, un jugador que no se prodiga en las llegadas al área rival. Había mandado el Atlético, que cuando superaba el poblado centro del campo, disponía de ocasiones ante Dani Jiménez. Diego Costa, titular imprevisto, se movía con criterio. Lo mismo que Arda y Koke. Falcao estaba allí con el gatillo preparado. El Rayo daba pocas señales de peligro, aunque no perdía su identidad ni la compostura.

Salió algo más entonado el equipo vallecano del vestuario y se encontró con dos contras que le mataron. Diego Costa participó en los goles –también lo había hecho en el primero– de Koke y Arda. El Atlético ponía tierra de por medio por su juego, por su capacidad de remate y por su profundidad. Mandaba, movía el balón con criterio y encontraba el cuarto gol en el penalti de Javi Fuego a Diego Costa que transformó Falcao.

Con los deberes hechos, el equipo de Simeone bajó el pistón. Llegaron los cambios y la desidia rojiblanca. Entraron «Cebolla» Rodríguez, Tiago y Adrián para que el equipo rojiblanco cogiese la cuesta abajo y el Rayo creciese en ambición. El Atlético se lo tomó con calma y bajó la intensidad, el ritmo y esa concentración que es vital para su técnico. Y como las entradas de Delibasic, Lass y Domínguez revitalizaron el juego ofensivo del Rayo, llegó lo inesperado. En siete minutos, tres goles encajó Courtois. Buenas acciones de Lass y certeros remates de Delibasic, en dos ocasiones, y de Leo para que el miedo se apoderara del Calderón. Las dos caras del Atlético sobre el tapete ante el Rayo, que fue de menos a más y demostró su valentía.

«Los tres goles son por mi culpa»
No habrá bronca de Simeone a sus chicos por pasar de un cómodo 4-0 a un inquietante 4-3 en menos de diez minutos. «Creo que el equipo hizo un buen partido, entendiendo de qué manera había que jugarle a un rival valiente. Lo resolvimos bastante bien. Después me apuré en los cambios. La responsabilidad es mía en los tres goles (en contra) al final del partido. Lo positivo fueron los 80 minutos importantísimos de parte de todo el equipo antes. El partido lo planteamos bien hasta los cambios. Me apuré con las sustituciones y la responsabilidad de los nervios finales es sólo mía».