América

Estocolmo

De turismo por la izquierda montaraz por Alfredo Semprún

La fragata «Libertad», el buque escuela de la Armada argentina
La fragata «Libertad», el buque escuela de la Armada argentinalarazon

La izquierda exquisita, francesa, por supuesto, ha ido a hacer antropología entre la izquierda montaraz, esa que llama «nazi» al nieto de unos judíos asesinados en el Holocausto sin que se le mueva un músculo. Leo en «Le Monde», en la edición de pago, que Venezuela está tan de moda entre los dirigentes del Partido de Izquierda que el propio Jean-Luc Melenchon ha pasado allí sus vacaciones de verano. Ahora mismo, siguen la campaña electoral en directo media docena de sus dirigentes, todos miembros de la secretaría nacional, extasiados ante el socialismo real. Ya se vio en la Nicaragua sandinista, donde jóvenes nórdicos socialdemócratas, bien alimentados, le exigían al derrotado Daniel Ortega que se ciscara en el resultado de las urnas y no entregara el poder. Hacen eso en Estocolmo y los corren. Pero ya sabe que la América hispana ejerce el atractivo de un parque temático para los revolucionarios de sillón. Y así, esa mezcla de sol, Caribe y ron, con fondo de salsa y hoteles de cinco estrellas bien protegidos, obnubila a los «turistas del ideal», en feliz expresión de Ignacio Vidal-Foch, hasta el punto de hacerles decir sandeces. Por ejemplo, la señora Morel-Darleux cree que Venezuela puede servir de inspiración para Francia porque se han hecho «cosas muy interesantes». Y cita: «La reducción de la jornada laboral, la construcción de viviendas sociales, economatos para los más desfavorecidos». Debe de ser que la señora Morel-Darleux visita poco las «banlieus» de su país, esas barriadas extensas de viviendas sociales, con vecinos subsidiados, Sanidad y Educación gratuitas, que tantos votos le dan a Le Pen.

Lo más sangrante es que no soportarían vivir ni cinco minutos bajo las bondades del «socialismo del siglo XXI» y, sin embargo, creen sinceramente que es lo mejor que les puede pasar a esos hispanos tan curiosos y divertidos. El racismo tiene muchas caras. Acuérdense de nuestros pepinos «venenosos» cuando quieran saber qué es lo que piensa, pero de verdad, de los españoles un alemán. El hecho de que fueran sus pepinos «ecológicos» los contaminados y que España tenga el mejor sistema fitosanitario del mundo (a la colza ahorcan) les resbala sobre la pulimentada superficie de sus prejuicios.

Si algo hay de admirable en el ejercicio del poder de Hugo Chávez, aparte de que no sea un «tipo sanguinario», como hizo notar Enrique Krauze en su estudio sobre el «gorila rojo», es su total independencia psicológica de los hechos. La realidad bolivariana pertenece a un mundo visionario, distinto de los demás, construido sobre la falsa premisa de la superioridad moral de la izquierda. Y el método es propaganda y mordaza, pues no son tiempos de gulag. Así, el problema que supone la existencia de un mercado negro de divisas, que triplica el valor oficial del dólar, se soluciona con una ley que prohíbe a los medios de comunicación mencionar siquiera su nombre. Lo mismo para la oleada de delincuencia, los apagones, la escasez de gasolina, el mercado paralelo de productos básicos, la economía sumergida, la corrupción policial o la enfermedad de su presidente. La realidad de una obra de Gobierno que en trece años ha creado un millón y medio de nuevos empleados públicos y es incapaz de garantizar la seguridad ciudadana o la asistencia sanitaria; que se ve obligado a importar hasta la comida tras haber expropiado, sin indemnización, casi un millar de empresas privadas y que condena a la población a sufrir una de las inflaciones más altas de América. Un Gobierno que se las da de precursor del nuevo orden mundial y sigue rigiendo un monocultivo petrolero cada vez más ineficiente. La señora Morel-Darleux tendría que entender que las viviendas sociales, las cartillas de racionamiento, las «misiones» sanitarias de los médicos cubanos no son más que la expresión de un fracaso. Paliativos que no corrigen el principal problema iberoamericano: esa creencia de que las leyes están hechas para no cumplirse y que si molestan, pues se cambian.

 

La conspiración contra Argentina se extiende y llega a Ghana
La fragata «Libertad», el buque escuela de la Armada argentina, ha sido retenida en Ghana, durante una escala en su periplo de instrucción. Un juez local ha admitido a trámite la denuncia de un fondo de inversiones internacional, con base en las islas Caimán, que reclama, desde 2001, al Gobierno de Buenos Aires el pago de unos bonos. Tienen a su favor varias sentencias de los tribunales norteamericanos y están dispuestos a lo que sea para cobrarse la deuda. En la Casa Rosada, la residencia oficial de Cristina Fernández, se habla de «ataque pirata de fondos buitres» y de conspiración británica. No parece que esté dispuesta a pagar lo que debe, costumbre, al parecer, poco arraigada en su Gobierno.