Investigación científica

A vueltas con Dukan por José Antonio VERA

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La dieta del doctor francés Pierre Dukan hace furor estos días en el mundo desarrollado. Llega el verano y hay que mejorar la silueta y perder los kilos que sobran para lucir el bañador en la playa o los vestidos ligeros de los meses de calores. La dieta en cuestión la conoce hoy ya casi todo el mundo y se compone de varias fases en la que los que se someten a ella toman fundamentalmente proteínas, al principio, y proteínas con fibra, después, y proteína con vegetales, mas tarde, y al final lo que uno quiera, siempre y cuando sigamos comiendo proteínas. Miles de personas la practican y les funciona, o sea que pierden los kilos que tenían de más. Hay otros que aseguran que los recuperaron tan pronto los perdieron, amen de padecer problemas estomacales, nauseas, dolor de hígado, etcétera. Y están también los abiertamente críticos, como el doctor Barry Sears, que la ataca con fiereza asegurando que es un regimen basura peligroso porque satura el hígado con un exceso de proteínas animales, provocando cierta tendencia a la deshidratación porque el cuerpo intenta deshacerse del amoniaco de mas y no puede convertirlo en urea. En lugar de la Dukan, Sears contrapone su metodo, al que denomina Zona, una variedad de la dieta mediterránea, diseñada para evitar cardiopatías y enfermedades crónicas.


Particularmente creo que no se puede asegurar que a nadie le vaya a pasar nada grave por practicar un plan de adelgazamiento basado en proteínas durante un corto periodo de tiempo. Conozco a personas que ayunan todos los años un mes entero y gozan de una excelente salud. Y otros que comen solo vegetales y frutas durante ese mismo periodo sin mayores consecuencias. El problema es cuando estos hábitos se prolongan en el tiempo. Está demostrado que las dietas excesivamente proteicas generan acidificación del cuerpo, lo que a la larga es causa de la mayor parte de las enfermedades. Por eso es importante tenerlo en cuenta a efectos de no prolongar en exceso este tipo de regimenes desequilibrados que, aunque con efectos inmediatos, podrían incurrir en el largo o medio plazo en un cierto descontrol metabólico.


Y conviene saber, en cualquier caso, que lo importante no es hacer restricción dietética unas semanas y luego volver a los viejos y perniciosos hábitos. Lo correcto es tener siempre una alimentación equilibrada y sin excesos, en la que desaparezca la bollería industrial por sus componentes de grasas trans, y en la que haya un equilibrio entre proteínas y carbohidratos. Y, sobre todo, no mezclar cosas. El ochenta por ciento de nuestra comida debe ser vegetal ( frutas y verduras) y el resto compartido entre proteínas y carbohidratos. Pero sabiendo que unas veces se han de comer verduras o ensaladas con proteínas y otras con carbohidratos, pero nunca juntos. Les aseguro que poca gente engorda con esa sencilla regla, siempre y cuando, además, se ingiera la mitad de lo que nos pide el cuerpo o tenemos por costumbre. Que es donde suele estar la clave.