París
Sarkozy da carpetazo al escándalo de la heredera de LOréal
Ya se habían sofocado algunas llamas, pero ayer, Nicolas Sarkozy estaba decidido a extinguir por completo el fuego. El escándalo Woerth-Bettencourt ha sido su principal quebradero de cabeza en el último mes y sobre todo a partir del momento en que las sospechas de irregularidades además de cernirse sobre su ministro de Trabajo, Eric Woerth, se abatían sobre él mismo.
Ayer, en una entrevista exclusiva al canal público de televisión France 2 y presionado por las crecientes críticas, el presidente francés se esforzó en demostrar el limpio expediente de su ministro, clave en la actual reforma de las pensiones que el Ejecutivo presentará hoy en Consejo de ministros, evacuando de paso las acusaciones sobre una presunta financiación ilegal de su partido, UMP, por parte de Liliane Bettencourt, heredera de la firma de cosméticos L'Oréal. Armado con el informe de la Inspección General de Finanzas que exculpa a Woerth de toda intervención a favor de los «asuntos fiscales» de Bettencourt durante su mandato al frente del Presupuesto, como sugerían unas controvertidas grabaciones ilegales, Sarkozy acudió al rescate de su ministro. «Tiene toda mi confianza. Es un hombre honesto que sufre la calumnia y la mentira desde hace tres semanas». Por eso el presidente francés no cuenta desprenderse del hombre que está pilotando la espinosa reforma del sistema de jubilación y que, aseguró, será quien defienda el proyecto ante la Asamblea Nacional a la vuelta del verano para que sea adoptado definitivamente hacia el mes de octubre. Respecto a las distintas investigaciones preliminares en curso abiertas por la Fiscalía sobre financiación ilícita de partidos, evasión fiscal y conflicto de intereses en el «affaire» de la heredera de L'Oréal y sus múltiples ramificaciones, el jefe del Estado galo confía en la acción de la Justicia, «aunque día a día se está demostrando la inconsistencia de las acusaciones», dijo. También confirmó lo que su ministro, aliviado por las conclusiones de un informe que lava su imagen pero cuya independencia cuestiona la oposición, había dado a entender horas antes sobre su futuro como tesorero del partido presidencial. «Le he pedido que se concentre en la reforma del sistema de pensiones», aseguró Sarkozy para zanjar de una vez por todas las críticas sobre la acumulación de ambos cargos que según daban lugar a un flagrante conflicto de intereses subrayado por el hecho de que Liliane Bettencourt, empleara al mismo tiempo a la esposa de Woerth como gestora de su fortuna.Sarkozy no desmintió haber participado en algún almuerzo oficial en casa de los Bettencourt pero juzgó «ridículo» que de allí se saliera con un sobre lleno de dinero bajo el brazo. «Francia no es un país corrupto y su clase política, en su conjunto, tampoco», sentenció. Urgido a una remodelación inmediata de su gabinete, incluso desde dentro de sus filas, el presidente galo dejó claro no estar dispuesto a ceder ante "la agitación y la febrilidad de quienes comentan". El barco lo gobierna él, y por eso confirmó que el ajuste tendrá lugar en octubre, una vez culminada la delicada reforma de las pensiones.
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