Belleza
Las arrugas que esconde la boda del año
LA RAZÓN analiza la portada más comentada de la semana y desvela los retoques que tanto los novios como los invitados han sufrido
Las nuevas tecnologías traen pequeñas ventajas. Desafiar a la naturaleza o a las leyes de la física para lucir un cutis más terso que el de su propia hija sin tener que pactar con el diablo es una de ellas, y se puede conseguir echando algunas horas frente al ordenador. Así, para ahorrarse los disgustos del pobre Fausto, los famosos establecen como requisito para conceder una exclusiva la divina intervención de Photoshop. Este socorrido programa informático queda ahora al descubierto si se toma como referencia la boda de Julio José y Charisse, todo un festín de retoques virtuales que se celebró el sábado pasado.
Para lucir una piel tersa y sin impurezas, los especialistas han utilizado complejas técnicas como los milagrosos filtros que desenfocan y reducen el ruido para eliminar esas sombras y zonas oscuras que tienden a envejecer el rostro, incluso cuando el maquillaje y la iluminación no lo logran. Por este trance han pasado todos los protagonistas de la exclusiva, aunque los rostros más manipulados han sido los de Julio Iglesias y su ex mujer, Isabel Preysler. «Él sólo posa de perfil, ya que se realizó una blefaloplastia hace tiempo y no le gustaron los resultados. Además, es muy estricto con determinados retoques: al tener la piel muy arrugada por la sobreexposición a los rayos solares, siempre pelea por que en las revistas le eliminen todos los pliegues cutáneos», explica una experta en belleza cercana al artista. A esto hay que sumar las marcas que aún conserva del acné juvenil, otra de su exigencias a la hora de aprobar una portada antes de que pasen a las rotativas.
Preysler tampoco se queda atrás. Ella es una adicta a la «licuación de la imagen», un efecto que consigue que su tez alcance ese efecto de piel de porcelana tan característica de sus reportajes gráficos. Los dientes es otro de los puntos clave en los que el ex matrimonio hace especial hincapié: «El blanqueamiento de la dentadura es muy común, al igual que el fondo de los ojos, que al clarearlos se rejuvenece unos cuantos años», dice Paco Llata, jefe de fotografía de la revista «Tiempo», que aclara que ellos no hacen retoques. «Esta última portada de Preysler junto a sus hijos es un despropósito. Cuando se usa en exceso este tipo de programas se cae en la manipulación informativa porque supone alterar la realidad», asegura un reconocido periodista. «Se nota que no tiene la piel de una mujer de su edad. Hay casos tan evidentes que claman al cielo. A mí no me gusta que se note que las pieles han sido retocadas», matiza otro experto gráfico.
Indeseado
Otra de las herramientas que han salvado a más de uno de los protagonistas es la famosa «distorsión». Como si de la mano de un cirujano se tratase, elimina incómodas papadas y ovala la cara para tener un aspecto más joven –como es el caso de Isabel Preysler–. Este «gadget», combinado con otras herramientas del programa, consigue redibujar la anatomía de las «celebrities»: adelgaza el rostro, alarga los ojos, estrecha o ensancha la nariz, el pecho, el trasero o cualquier otra parte del cuerpo que se desee modificar.
Pero con tanto retoque pueden surgir problemas y cambios inexplicables en el color de las paredes e, incluso, a veces sufren fenómenos «poltergeist»: modelos con manos de siete dedos, sin ombligo, tres piernas... «En las agencias sólo se utilizan programas de retoque para la mejora de la luz y el encuadre, los que se encargan de retoques de mayor importancia como eliminación de cicatrices y arrugas son los editores gráficos de las revistas», aclara el periodista Antonio Montero.
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