España

Una burbuja de ida y vuelta por Juan Abascal Heredero

¿Una burbuja de ida y vuelta?; por Juan Abascal Heredero
¿Una burbuja de ida y vuelta?; por Juan Abascal Herederolarazon

Nuestro país purga ahora los excesos de una burbuja crediticia, en general, e inmobiliaria, en particular, cuyos principales responsables, y vaya esto por delante, somos nosotros mismos.
Este mea culpa no impide argumentar que también hubo algunas responsabilidades más allá de nuestras fronteras. Con el estallido de la burbuja tecnológica a principios del siglo XXI, el Banco Central Europeo (BCE) puso en marcha una política monetaria fuertemente expansiva. Según el BCE, era la política monetaria adecuada, a pesar de que con ella se perjudicó la competitividad y la estabilidad económica y financiera de países poco afectados por la crisis de las puntocom como España, Irlanda o Grecia. Y lo era porque Alemania no podía aplicar una política fiscal más expansiva para salir de una crisis que le había afectado mucho más que a los países mencionados y que se unía a los costes de la reunificación.

Traduciendo, el BCE y Alemania preferían que se endeudasen empresas y hogares españoles, griegos o irlandeses para, entre otras cosas, comprar productos alemanes, a que fuera el Gobierno alemán el que se endeudase para suplir e incentivar la falta de demanda interna privada de su economía. No hay que olvidar que en el periodo 2004-2008, Alemania, con sus bancos a la cabeza, financió más del 30% de los déficits externos conjuntos de España, Italia, Portugal, Grecia e Irlanda, según los datos del Fondo Monetario Internacional. Es decir, financiaban y se beneficiaban de nuestra burbuja crediticia e inmobiliaria.

La crisis ha cambiado radicalmente el panorama y ahora esa burbuja que, en parte (pues repito la responsabilidad es fundamentalmente nuestra), llegó de Alemania, parece que puede estar iniciando el camino de vuelta. En efecto, comienza a haber algunos indicios de lo que puede ser la gestación de una burbuja inmobiliaria en Alemania. El año pasado, el precio de la vivienda en Alemania aumentó un 5,5%, crecimiento que aumentó hasta el 10% en el primer trimestre de este año y que se ha acelerado de nuevo hasta el 12 % en el 2º trimestre.
Todavía es pronto para hablar de una burbuja inmobiliaria en Alemania, pues indicadores tan importantes para determinarlo, como son el ratio precio respecto al alquiler y el de precio de la vivienda en relación a la renta de los hogares, se situaron en 2011 un 18% y un 20% respectivamente por debajo de su media histórica. Ahora bien, hay dos datos que obligan a prestar atención a esta situación.

El primero es que en España llevó prácticamente dos años pasar de un crecimiento del 5% en los precios de la vivienda (que se alcanzó en 1998) a uno del 12% (que no se alcanzó hasta el 2000), mientras que Alemania lo ha hecho en apenas dos trimestres. El segundo, es que de seguir esta evolución y asumiendo un crecimiento de la renta del 2%, en 2,5 años ya se habrá alcanzado la media histórica del ratio precio de la vivienda/renta y en 5 años se habrá superado esa media en cerca de un 30%.

Esta situación del mercado inmobiliario alemán, que no interesa que se intensifique, es consecuencia directa, entre otros, de tres factores que se han gestado por la incapacidad de Europa de dar solución a la crisis que la azota desde hace 4 años.

El primero de ellos es la inmensa fuga de capitales que se está produciendo en los países del sur con dirección a Alemania. En concreto, en los últimos 12 meses 530.000 millones de euros han «huido» de España e Italia con destino, principalmente, Alemania. Esta inmensa salida de capitales no sólo es insostenible para los países del sur, sino que además ha traído consigo que, por primera vez en décadas, toda la curva de tipos de interés reales en Alemania esté en valores negativos. Esto, sin duda, es un incentivo a la expansión del crédito y a la compra de vivienda, como desgraciadamente sabemos en España, donde «disfrutamos» de tipos de interés reales negativos en los años de la burbuja.

En segundo lugar, en 2011, por primera en los últimos 10 años, se produjo un aumento en la población de Alemania. La razón es sencilla: la inmigración procedente de los países del sur. Sólo el año pasado, Alemania recibió 958.000 inmigrantes, cerca de 300.000 en términos netos. De ellos, 40.000 procedían de Grecia (un 90% más que en 2010) y 21.000 de España (un 52% más que en 2010).

Y en tercer lugar, el rápido crecimiento en el precio de la vivienda se puede entender ante la falta de alternativas de inversión para los alemanes. El bono alemán a 10 años apenas ofrece un 1,5% de rentabilidad nominal, es decir, una rentabilidad real negativa. Y la bolsa tampoco parece un buen refugio antes las negativas perspectivas de crecimiento en la zona euro.

Por tanto, Alemania por responsabilidad en el origen de los excesos cuyas consecuencias padecemos hoy, como por interés propio para evitar que estos excesos se reproduzcan en su territorio, debe acelerar la toma de decisiones con el objetivo de: (i) poner fin a la masiva fuga de capitales en los países del sur para lo que sin duda ayudará la necesaria unión bancaria; (ii) avanzar en la consecución de una política fiscal común, que permita luchar contra los shocks asimétricos, por ejemplo, mediante programas de empleo juvenil europeos para que los jóvenes de los países del sur puedan encontrar una alternativa laboral en sus países; (iii) y relanzar las políticas de crecimiento en la zona euro que, en parte, pasan por una política fiscal más expansiva en Alemania, así como por reformas estructurales en ese mismo país, especialmente en relación a la competencia en el sector servicios y la tasa de actividad de las mujeres, de forma que se generen alternativas de inversión a la vivienda.

Sin duda, lo más acuciante a corto plazo es poner fin a la fuga de capitales en los países del sur, para lo que sería muy positivo avanzar lo más rápido posible en la unión bancaria con un seguro de depósitos europeo, así como un mecanismo de resolución de las crisis bancarias común y que, a ser posible, se pueda aplicar a la situación actual vía recapitalización directa de los bancos, por ejemplo, en España.

Aunque no sorprende, si llama la atención la posición de Alemania en contra de este último punto, cuando en 2010 y 2011 los bancos alemanes, que tenían una exposición a la deuda soberana griega de 45.000 millones de euros, consiguieron reducirla a poco más de 13.000 millones, evitando así cuantiosas pérdidas, gracias a que el resto de países de la zona euro y el Fondo Monetario Internacional otorgaron ayuda financiera a Grecia para poder pagar a sus acreedores, es decir, a los bancos alemanes y franceses, principalmente. -

En definitiva, nosotros somos los grandes responsables de nuestros problemas, sin duda. Pero hay más responsables. Y en nosotros están la mayor parte de las soluciones, sin duda. Pero no todas. Ya es hora de que Alemania ejerza su papel en la resolución de la crisis por interés propio y por responsabilidad, si no quiere una burbuja de ida y vuelta.
 

Juan Abascal Heredero
Técnico Comercial y Economista del Estado