España

Qué ha pasado con los «quinquis» de los ochenta

Madrid acoge este verano una exposición sobre el universo extinguido de los quinquis, elevados a la categoría de mitos gracias a una treintena de transgresoras películas que mostraron la delincuencia juvenil como si fuera un modo de vida y sus protagonistas, ídolos.

Pero ya no existen, "no hay quinquis del siglo XXI: es un estereotipo de los ochenta, el término 'quinqui' está demodé", opina Amanda Cuesta, comisaria de la muestra "Quinquis de los 80. Cine, prensa y calle", que ocupará la Casa Encendida de Madrid del 9 de julio al 29 de agosto.Un panel con una televisión de plasma donde 'un Vaquilla' de once años explica cómo es su vida mientras conduce un coche por un poblado chabolista da la bienvenida a la muestra que tiene su germen en un puñado de películas, algunas de ellas aún en los ránking de las más taquilleras."El género 'quinqui' no existe, pero todo el mundo sabe a qué nos referimos: es un término acuñado por la cultura popular", explica Cuesta, que probablemente no había nacido cuando José Antonio de la Loma rodó "Perros callejeros"(1977), símbolo y referencia de este tipo de cine.Y es precisamente esa "mirada"distante de la juventud actual sobre una época nada lejana en el tiempo -apenas 30 años-, pero con elementos tan ajenos a ellos, la que marca un interesante punto de vista, ha considerado el director de la Casa Encendida, José Guirao.La muestra, dividida en varios ambientes para guiar al visitante, viene del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), donde se presentó en mayo de 2009 y fue vista por más de 60.000 personas. En Madrid, la exposición muestra, por un lado, al quinqui como icono: enseña cómo se construyeron las míticas figuras de los "quinqui stars" -denominación aportada por la otra comisaria de la muestra, Mery Cuesta- a través de sus espacios de ocio (su música, sus pin-balls, sus cómics) y los barrios obreros donde vivían.El otro lado, más enfocado a las películas, explica con fotogramas, carteles y páginas promocionales de la época, el contexto sociológico que favoreció la aparición del fenómeno de la delincuencia juvenil de los años 70 y 80: la complicidad y, en muchos casos, auténticas invenciones de la prensa para encumbrar figuras que luego dejaron caer."La mayoría de las personas que protagonizaron este fenómeno, tanto en la ficción, como en la realidad, tuvieron un final trágico", y los medios de comunicación se esforzaron en potenciar esa leyenda, explica Cuesta.Para Josep Ramoneda, director de CCCB y presente hoy en la presentación de la muestra en Madrid, es interesante observar "cómo la prensa más reaccionaria de la época, la menos empática, es la que más les encumbró a base de hacerlos maravillosamente peligrosos: eso es crear un mito".Ese, dice Ramoneda, es un tema vigente "que los periodistas no hemos resuelto aún", porque ese modelo "mental"es el mismo hoy, aunque las circunstancias hayan cambiado. Cuesta destaca que el 'quinquismo' tenía manifestaciones de todo tipo, hasta un vocabulario propio, y es a partir del cine cuando "se desgrana todo un contexto social".En plena transición, los jóvenes se abrían al sexo y a las drogas -la heroína, que acabó siendo una pandemia-, y sólo necesitaban de sus colegas para ser felices: adolescentes que terminaban en centros penitenciarios para adultos poco apropiados para ellos, y todo eso fue contado con hiperrealismo en el cine de los ochenta.Además de la muestra, que se completa con la música de grupos como Las Grecas, Los Chichos o Eskorbuto, y con las portadas más sugestivas de revistas de la transición, la Casa Encendida propone el visionado de las películas más emblemáticas todos los miércoles de julio y agosto.Se proyectarán 'Perros Callejeros' (que sigue siendo la tercera más taquillera de la historia en España); 'El Pico 2', de Eloy de la Iglesia; 'La patria del Rata', '27 horas', 'Maravillas', 'Colegas' y la emblemática y premonitoria 'Deprisa, deprisa', de Carlos Saura.