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Estados Unidos

En defensa de la burguesía

Ésta no es la historia de un triángulo amoroso, a pesar de que oigamos por separado a tres voces unidas por la infidelidad: dos burgueses y su criada. No es la traición extraconyugal lo que mueve las aspas de la acción, sino el miedo a la soledad y la sombra de la muerte

Rosa Novell es una de las protagonistas de este montaje
Rosa Novell es una de las protagonistas de este montajelarazon

No podía pedirse menos a un texto de Sándor Márai (1900-1989), un brillante escritor húngaro que dio esquinazo al comunismo en Estados Unidos. «La mujer justa», como el resto de su novelas («El último encuentro», «La herencia de Eszter», «Divorcio en Buda» y «El amante de Bolzano»), resultan fácilmente incrustables en un escenario, pues el autor domina el monólogo como vía narrativa.

Ni vencedores, ni vencidos

Aquí, como podrán imaginar por el arranque, hay tres superpuestos: Marika (Rosa Novell), la mujer abandonada; Peter (Camilo Rodríguez), el que nadó entre dos aguas, y Judit (Ana Otero), que, además de reivindicar su parcela amorosa, viene de un estrato social más bajo, aunque en este combate de triple vértice no parece haber vencedores ni vencidos.

La mano del adaptador, el novelista Eduardo Mendoza, también se deja notar a pesar de su intento de fidelidad: modifica uno de los personajes existentes en la novela para que adopte la mirada del autor e introduce a un violinista en escena. Para Rosa Novell, que se pasa toda su intervención sola y casi inmóvil en una cafetería frente a un personaje inexistente, esto ha supuesto una de las mayores dificultades: «El violín emite la música más apreciada para cantar, pero la peor para hablar, no como la del violonchelo, que se parece mucho a la voz humana».

Novell considera que su personaje «es un grito de futuro», a pesar de que vive en una etapa de muerte por la guerra que acaba de terminar y por su clase social, la burguesía, que agoniza. Una sorpresa para la actriz, que reconoce ahora que la mala prensa de esta clase social es en parte injusta: «El telón de fondo es un mundo que se va, el de una burguesía centro-europea que va desapareciendo, que no volverá a existir, y que ama con locura la cultura».

El núcleo central de esta reflexión es atemporal, y, además, aparentemente sencillo, pero muy difícil de lograr: «Estos personajes conocen la felicidad a través de una persona, y en el momento que les falla, creen que ha fracasado. Cuando, en realidad, hasta que no encuentras la paz no puedes estar bien contigo mismo. La soledad es terrible, aunque es lo que les ayuda a encontrarse», reflexiona Novell.

Se trata pues de un montaje intenso, pero estático, en el que reina la palabra –subrayada por la música– articulado por Fernando Bernués, responsable de la veterana compañía Tanttaka. Y es que, como dice Novell: «Es un montaje de texto que conmueve. El movimiento no es un gesto, salir corriendo de un lado a otro, sino el alma, la pulsión, las heridas, y, sobre todo, la palabra».


Dónde: Teatro de La Abadía.
Cuándo: Desde 16 de febrero al 6 de marzo. 
Cuánto: 20 euros.
Teléfono: 91 448 11 81.