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En la buena racha

La Razón
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A pesar de sus vaivenes, soy un enamorado del concepto futbolístico del Athletic de Bilbao. Su mérito es enorme. Es el único club español cuyos futbolistas son todos españoles, la mayoría vascos, pero también navarros y riojanos, como es el caso de Fernando Llorente, ese fenómeno. Un Real Madrid-Athletic de Bilbao, o viceversa, siempre es un lujo. Y me hallaba disfrutando del lujo cuando mis ojos, asombrados, abandonaron mis párpados y se me puso cara de rana.
Se había producido una jugada que terminó en penalti. Y me dije a mí mismo en los momentos siguientes: «¡Qué amable es Sergio Ramos colocando el balón para que lo ejecute Cristiano Ronaldo!». Compañerismo ejemplar. Pero no. De ahí lo de mis ojos de rana. Sergio Ramos pensaba tirar el penalti. Y lo tiró mal, pero lo metió. Después se dijo que el hombre se sentía melancólico por su falta de gol, y decidió hacerlo sin encomendarse a nadie.
Mourinho no daba crédito a lo que había visto. Si lo falla, que estuvo a un centímetro del error, todos estaríamos acordándonos de su familia. Los madridistas, claro. Es de esperar que reciba el chorreo correspondiente, por egoísta y tonto. Y el partido, espectacular. Casillas, Xabi y Cristiano Ronaldo, formidables. El resto, a un gran nivel, y el Athletic, fiel a sus principios y a sus conceptos.
El 0-8 del Barça al Almería fue de broma. No había adversario frente a los de Guardiola. El próximo lunes se verá qué estilo manda. Pero el Real Madrid llegará a Barcelona con justificada moral. Ruego a Dios y a la Virgen de Atocha que de producirse una falta máxima en el área del Barcelona el tontorrón no se atreva.