Agro planetario por Ramón TAMAMES

El Banco Mundial (BM) ha hecho pública recientemente una presentación de las estadísticas elaboradas por la FAO sobre la superficie agraria útil (SAU) del planeta. Cuando todas las informaciones disponibles reflejan el fuerte impulso de determinados países emergentes por comprar tierras en el resto del mundo, a fin de asegurarse el suministro exterior de ciertos alimentos básicos. Un tema en el que la FAO debería intervenir para acabar con abusos en países como Etiopía, Sudán, Madagascar e incluso Brasil y Argentina.
El planeta Tierra, según los referidos datos de la FAO, tiene una superficie total de 510 millones de kilómetros cuadrados, de los cuales 361 están cubiertos por agua (el 70,78 por ciento del total de la esfera). Y, del área terrestre (149 km2), los cultivos abarcan 1.381 millones de hectáreas, esto es, el 9 por ciento del total de tierras emergidas. Porcentaje aparentemente muy bajo, pero que no lo es tanto, si se tiene en cuenta que las zonas polares, los desiertos, y las estepas más áridas, suponen más del 50 por ciento de toda la superficie terrestre del planeta.
En el ranking de las hectáreas de cultivo, en términos de SAU, los primeros países del mundo son Estados Unidos, con 163 millones; India, 158; Rusia, 122; China, 110; Brasil, 61; Australia, 47; Canadá, 45; Ucrania, 32, y Argentina, 31; quedando España algo por debajo del décimo puesto, con 24, siempre millones de hectáreas.
Las cifras que hemos dado, podría pensarse que cabría ampliarlas, a base de roturar bosques y especialmente selvas húmedas tropicales. Lo cual sería un error manifiesto porque esos ecosistemas, ya muy reducidos, forman parte de un modelo climático concreto que se vería deteriorado en grado sumo. La conclusión parece clara: más biotecnología, más hidropónicos, más agricultura en vertical, y mejor estocaje y logística.