Andalucía
Chaves dice que el PP quiere destruirlo como a Felipe González
Merino lo acusa de montar, junto a Griñán, «un régimen de corrupción generalizado».
Madrid- A falta de Rubalcaba y el Faisán, el PP decidió ayer centrar su ofensiva parlamentaria en el vicepresidente tercero, Manunel Chaves, que tuvo que responder a tres preguntas durante la sesión de control al Gobierno sobre los ERE irregulares. Los populares Juan José Matarí, Rafael Merino y Ricardo Tarno, uno tras otro, pidieron la cabeza del que fuera presidente de Andalucía y éste les acusó de «difamar y hurgar en la basura» para lograr el poder y destruirle a él con una estrategia como «la que ya practicó el PP con Felipe González». El objetivo, a su juicio: «Enfangar un periodo importante de la historia de Andalucía».
El vicepresidente tercero defendió que sus adversarios «sólo buscan practicar la política del escándalo y la corrupción para obtener votos» y aumentar la desafección de los ciudadanos hacia la política. «Enorme daño que le causan a la democracia», con sus actitudes, les dijo.
Luego, recurrió a la estrategia del «y tú más» y afeó al PP que pretenda dar «lecciones de moralidad» mientras tiene entre sus filas a personas como el presidente de la Comunidad de Valencia, Francisco Camps, imputado en un delito de cohecho, al tiempo que firmante de un manifiesto contra la corrupción. «Éstos son los adalides de la honorabilidad y la regeneración política», remachó Chaves, antes de pedir al PP que demuestre las acusaciones «por su propia dignidad», ya que de lo contrario se convertirán en los «campeones del cinismo y la hipocresía». Chaves achacó la ofensiva de los populares hacia él a que «no han asumido» la victoria del PSOE en Andalucía en seis ocasiones: «Tres frente a su candidato estrella, la joven esperanza blanca, el clásico modelo de político perdedor, en alusión a Javier Arenas. Pero también recordó, entre aplausos del PSOE y abucheos del PP, que la empresa «Taller de Libros», que presidió el que fuera ministro de Trabajo con José María Aznar, Manuel Pimentel, también se benefició de las ayudas para las prejubilaciones. Negó por enésima vez que pueda hablarse de un «fraude generalizado», ya que de 25.000 trabajadores beneficiados, las anomalías afectan a 70 personas.
El popular Matarí habló sin tapujos de «los abusos del régimen socialista andaluz y la impunidad con la que el poder socialista se ha desenvuelto» y, tras reiterar su convencimiento de que tanto Chaves como Griñán conocían «lo que pasaba», pidió al primero que «diga la verdad, pida perdón» y se marche. En la misma línea, Merino acusó tanto a Chaves como a Griñán de montar «un régimen de corrupción generalizado en Andalucía».
Por su parte, el ministro de Justicia, Francisco Caamaño, tuvo que responder a una pregunta del diputado del PP Rafael Hernando sobre «la pasividad de la Fiscalía Anticorrupción en los ERE irregulares», y dijo que se habla de pasividad «donde únicamente hay una actuación diligente». Hernando calificó la respuesta de «chulería» y dijo que con el PSOE la Fiscalía «se vuelve autista» y «deja de ser un Ministerio Público al servicio de la Justicia para ser un Ministerio al servicio del Gobierno».
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