Literatura

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Eloy Sánchez Rosillo por Idoia Arbillaga

La Razón
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Una de las más relevantes voces poéticas españolas de las últimas décadas habita en la Región de Murcia, en donde nació y donde desarrolla su ejercicio docente desde hace años, en la Universidad de Murcia, como Profesor de Literatura. El poeta se da a conocer en 1977 al obtener el premio Adonáis de poesía; es igualmente autor, entre otros poemarios, de los libros Elegías, Autorretratos, Oír la luz y La Certeza, Premio Nacional de la Crítica. Ha sido traducido a varios idiomas, aparece en antologías, es autor de varios ensayos, también ha desarrollado su labor como prologuista, editor y traductor. Coetáneo a los Novísimos, Sánchez Rosillo libera su poesía del peso de un culturalismo que, en ocasiones, desbordaba temáticamente a sus contemporáneos (esto es sólo mi opinión, a veces tanto referente cultural sofocaba la poesía de los textos de los novísimos). Me quedo especialmente con su libro La Vida, en donde una ya muy madura voz poética designa las cosas por su nombre, a través de una metaforología abierta, de absoluta limpidez, con un mensaje referencial que abarca los más hondos temas existenciales, el tepus fugit; y con esa prosodia única que caracteriza sus versos de sabor clásico y delicado, pero de enorme vigencia, con el carácter de universalidad que solo el arte verdadero posee. A pesar de su preferencia por el tono elegíaco, Sánchez Rosillo se desenvuelve con igual sutileza y acierto en sus versos de celebración de la vida. Como crítica siempre he considerado un mérito que un autor escriba poemas acerca de la alegría de estar vivo que estén a la misma altura poética de los elegíacos, como poeta ello renueva mi fe en la luz. Pendiente tengo Sueño del Origen, 2011, ganas le tengo.