Lloret de Mar

Cuando los «reality» se pasan de la raya

Procaces, agresivos... Su ocio pasa por el alcohol y el sexo. Con «Jersey Shore» se ha certificado la degradación de un género que llega a España con denuncia bajo el brazo

«Jersey Shore»
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Tan divertidos como agresivos, estos chicos son una bomba de relojería que estalla con la primera copa. Viven por y para divertirse. Su mayor responsabilidad es mantenerse atractivos y, en su escala de valores, la belleza, el éxito y un buen bronceado se disputan los primeros puestos de la lista. Su único anhelo es coleccionar amantes e hilvanar una noche de fiesta con la siguiente. Espontáneos –es decir, con cero autocontrol–, para ellos, una situación embarazosa es que las dos personas con las que salen simultáneamente se conozcan. No tienen ningún prejuicio a la hora de expresar (por este orden) su sexualidad y sus sentimientos, aunque eso implique denigrar al prójimo. Ellos son los chicos de «Jersey Shore», herederos de la cultura «reality» y máximos exponente del hedonismo ilustrado (ilustrado en imágenes, se entiende). Ellos han sido los culpables de que el formato de «Gran Hermano» esté «demodé» y que aquello del «edredoning» parezca un juego de niños comparado con sus aventuras. Porque encerrar a doce personas en una casa no tiene tanto morbo como ver a un grupo de chavales desenfadados, interactuando con la vida real. «Jersey Shore», que comenzó a emitirse en EE UU en 2009, es la joya de la corona en la programación de MTV, tal y como afirma la responsable de la cadena en España, María Román: «El formato ha sido una absoluta revolución y marca uno de nuestros puntos álgidos de audiencia».

La idea de partida es que cuatro chicos y cuatro chicas –con un perfil promiscuo y fiestero– pasen el verano juntos en la costa de Nueva Jersey. Y, aunque el «reality» comenzó siendo un retrato del modo de vida de los «guidos» y las «guidettes» –términos controvertidos, que se atribuyen a determinados perfiles de la comunidad italoamericana–, la fascinación que causó entre los más jóvenes fue tanta que el formato ya se ha exportado con «quinquis» y «ni-ni» de otros países. Tras haber lanzado la versión británica, «Geordie Shore», MTV graba estos días en España, «Gandía Shore», la esperada adaptación nacional que ya ha arrancado motores envuelta en la polémica. Y es que, en apenas dos días de rodaje, ya tienen que hacer frente a una denuncia por una supuesta agresión. Al parecer, mientras el grupo hacía una de sus escapadas nocturnas, en la puerta de un conocido pub de Gandía, una de las concursantes agredió a una joven de 19 años propinándole un puñetazo e intentando clavarle el tacón en el cuello. Situaciones que, a pesar de que son bastante frecuentes en la versión americana, han escandalizado a la población local. Desde el «fan site» oficial de «Gandía Shore» han condenado la agresión. El administrador de la web, Fran García, de 18 años, reconoce que «el programa nos encanta porque son gente graciosa. Nos enseñan a divertirnos un poco más, pero muchas veces llevan los cosas al extremo», explica. Para la psiquiatra infantil y juvenil Isabel Menéndez, este tipo de «realities», «fomentan todos los contravalores de la sociedad». Los medios de comunicación son un contexto educativo informal que tiene mucha importancia en el desarrollo del niño. Sabemos que consumir este tipo de programas contribuye a generar violencia y competitividad entre los jóvenes», comenta la doctora.

Entre la larga lista de frases que estos chicos han popularizado se encuentran algunas tan demoledoras como las de la concursante de Jersey, Sammi: «Me gusta mucho Paula. Puede ser sucia y asquerosa, pero es una chica agradable». O las de su compañero Vinny: «Las mujeres de mi familia saben cocinar, así que estas chicas tienen que llenar zapatos muy grandes. Si lo logran, será un milagro, pero tengo la sensación de que hoy pediremos comida china». La doctora Menéndez tiene claro que este tipo de espacios «sólo promueven actitudes sexistas, violentas y denigrantes. Además, producen una fuerte desensibilización, de modo que si no ejercen la violencia, al menos, la toleran». Los fans del espacio saben que «no tiene ningún valor beneficioso para la gente. Pero, aunque hagan cosas que no están bien, los observas y, a veces, piensas que te gustaría irte de fiesta como ellos se van», comenta Fran García.

Fascinación «vouyerista»
Tan controvertido como atrayente, el programa tiene una asombrosa capacidad de abducción entre el público juvenil –y entre los no tan jóvenes– y los espectadores prefieren la fórmula contemplativa y «vouyerista» a la participativa. De hecho, en una encuesta de la mencionada página web, una abrumadora mayoría de los fans asegura que verán «Gandía Shore» en la televisión y que están contentos con la adaptación del formato en España, pero sólo algo más de la mitad estarían dispuestos a ser concursantes del «reality». Algo que, para el seguidor del programa Fran García, tiene una explicación sencilla: «Te gusta ver lo que la gente puede llegar a hacer por llamar la atención. Ves que hacen el ridículo y te ríes. Pero sabes que tú no lo harías».

Sin embargo, lejos de la mera fascinación que produce el «reality», los expertos advierten de que los jóvenes que consumen este tipo de espacios suelen adoptar conductas más agresivas y acaban imitando a los modelos que ven en la televisión. «En una macroencuesta estadounidense que realizaron entre jóvenes de 11 a 17 años, el 49% de las niñas que veían "realitys"consideraban que eran más felices cuando tenían ligues. Una cifra que descendía hasta el 20% entre las chicas que no veían este tipo de programas. Además, las que ven "telerrealidad", suelen dar más importancia al aspecto físico y son más desconfiadas que el resto de jóvenes», explica la psiquiatra Isabel Menéndez.


La «falsa» realidad llevada al extremo
«CAT HOUSE»
Consiste en elegir a la mejor prostituta. Se rueda en un prostíbulo y el jurado lo forman el propietario y la «madame».
«GIGOLOS»
De nuevo el sexo como hilo argumental. Los protagonistas son unos gigolos de Las Vegas. El «reality» les sigue en sus citas con sus clientas.
«BAD GIRLS CLUB»
Tan sencillo como reunir a un grupo de jóvenes con problemas de conducta que son sometidas a sesiones de terapia. Violencia segura.
«MIS SUPER DULCES 16»
Adolescentes de buena familia que derrochan todo lo que tienen y más para celebrar su puesta de largo en socidad con «strippers», elefantes...


Lloret de Mar se rebela
El «Jersey Shore» de alemanes está sacando de quicio a las autoridades de Lloret de Mar, la localidad costera donde lo están grabando. El ayuntamiento está estudiando demandar «We love Lloret» por la imagen que se da del municipio. En el «reality» se puede ver a los ocho concursantes beber sin moderación y se muestra lo fácil que es lograr sexo de forma compulsiva en los locales de ocio de Lloret de Mar.