Belleza

Huevos al sol

La Razón
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Bien, la buena noticia es ver a Iniesta en la playa. El héroe de la Roja no serviría para hacer un anuncio de bronceadores, ni siquiera parece que vaya a coger algo de color carmesí tras pasarse todo un día expuesto a los rayos del Lorenzo, pero entre tanto cuerpo de abrasada anatomía, él desprende ese espíritu de campeón sin complejos que ofrece optimismo incluso mostrando buen empaque con braga náutica estampada con pinta de haber sido adquirida en algún bazar chino a pie de costa. Demuestra su ya célebre humildad convertida en marca de la casa junto a su novia Anna hasta comprando en el súper productos de limpieza para el apartamento. ¡Qué diferencia frente a tanto futbolista de diseño calcinándose en el lujo, ligando bronce y señoritas que luego se hacen humo! Iniesta resume toda la esencia y virtudes de España mientras, sin ir más lejos, un tipo como Julián Muñoz lo hace de todos sus defectos. Con los huevos al sol, que podría parecer una receta de plato escalfado en algún chiringuito en la costa malagueña, pero que resulta algo peor. Un me toco los cojones a cambio de pasta gansa y de paso os hago un calvo, que son dos días. La penosa exhibición escrotal de un sinvergüenza en yate de gorra es una representación gráfica de la corrupción nacional encarnada en una anatomía tan pasada de fecha como un percebe podrido o un rabo en disfunción. El Cachuli podrá pillar cacho con una ganadera en búsqueda de un descastado semental, pero su bolsa testicular está al nivel de las bolsas de basura en las que guardaba los milloncejos de estrangis. Un feo cuerpo de delito.