Lloret de Mar
El personaje de la semana: Los jóvenes
Pareciera que en este agosto los jóvenes hubieran decidido hacerse notar: Londres como tras el raid de la Luttwaffe, toque de queda en Filadelfia como en una ciudad sitiada, botellones infernales en Lloret de Mar y más de un millón de chicos y chicas en Madrid atendiendo la convocatoria de Benedicto XVI, cardenal Raztinger para sus adversarios. No doy con concentraciones internacionales parecidas ni entre los conciertos de rock de mediados del siglo XX. Ésta ha sido la conjunción planetaria con la que soñaba Leire Pajín, a la que le fallaron las fechas. El atroz delito de ser joven. Los viejos resentidos dicen que la juventud es una enfermedad que se cura con el tiempo, pero la única certeza en esta vida es que el futuro lo decidirán aquellos que tienen 15 años. Una fiesta ejemplar combatida por unos amargados molestos con la fe de los otros. Lo insoportable es que una multitud de jóvenes de todo el mundo haya atendido a una llamada. Unos gays se han besado en la estatua al Diablo del Retiro suponiendo que escandalizan a estos jóvenes o al Papa. Otra enfermedad congénita pero que no cura el tiempo: la estupidez.
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