Literatura

Francia

Ricardo menéndez Salmón: «Todas las artes mienten son artificios»

Publica «Medusa», una biografía ficticia de un artista que retrató los horrores del nazismo«Medusa»Ricardo Menéndez Salmón Seix Barral.160páginas.17,50 euros.

Ricardo menéndez Salmón
Ricardo menéndez Salmónlarazon

La necesidad humana de suplir con imágenes las carencias emocionales adquiere en Prohaska una monstruosa dimensión. Cineasta y fotógrafo, documenta con su cámara algunos de los más cruentos episodios sufridos por el hombre durante el siglo XXI, como el Holocausto o la bomba atómica. Con el pulso firme de un forense, el artista disecciona la obscenidad del horror, pero no emite veredicto alguno. Tampoco lo hace Ricardo Menéndez Salmón al contarnos la vida de este artista en «Medusa» (Seix Barral), una biografía posible aunque inventada de la que se sirve el autor para desplegar una profunda reflexión sobre la intrincada relación entre el artista y la realidad retratada, por una parte, y un acercamiento a los efectos que una obra puede tener sobre el receptor. «Quien con monstruos lucha cuide de convertirse a su vez en monstruo. Cuando miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti». Nietzsche dixit.

–¿Resulta ingenuo creer que el arte puede mostrar la realidad?
–¿Es posible una mirada inocente, un argumento sin ideología? ¿Esa mirada tiene repercusiones sobre la vida íntima de quien accede a ese trabajo? Aunque la novela no lanza una respuesta definitiva acerca de estas cuestiones, yo tengo la convicción de que no es posible, que desde el momento que miramos, sobre todo a una realidad tan perversa como la que la novela trata, supone ya un posicionamiento. En el caso de Prohaska, su capacidad de empatía es enorme, pero también monstruosa.
–En efecto, la actitud de Prohaska es todo lo aséptica que se puede imaginar de un ser humano ante una realidad tan cruel.
–Deseaba que el personaje mantuviera cierta frialdad ante el horror, como un notario, forense y escrutador de la realidad. Que esta obra permitiera cierta distancia entre quien mira y lo mirado. Es una pregunta muy difícil de responder, pero, insisto, por llevarlo al extremo: «La ubicación de la cámara y la duración del plano no es una cuestión técnica sino moral», dijo Godard.
–Para plasmar este juego de realidades interpretadas o de mentiras verosímiles, según se mire, usted opta por un juego literario, el de la biografía ficticia.
–Desde el principio tuve claro que la novela adoptara la forma de una biografía. Funcionaba en dos planos: el del individuo y el de la época. Creo que uno de los temas de mis libros es el diálogo entre la Historia con mayúscula y la historia. Tengo muy claro que en todos mis libros aparece la convicción de que todos somos hijos de nuestro siglo. Ésta es una convicción a la que no podemos escapar. Me parece el laboratorio en el que las cosas suceden. Es una novela europea, porque se reflexiona sobre las ideas que nos han traído hasta aquí. Estamos en momento de repensar Europa. No sus fronteras, sino las ideas que nos han conducido a que la palabra Europa tenga unas connotaciones que la palabra Oriente o América no tiene. Unos valores que ahora aparecen en suspenso. «Medusa» se puede leer en esa clave. La segunda mentira es la del biógrafo, que al contarnos una vida también está modificando al personaje. ¿Cómo intenta llenar las lagunas de la vida de su personaje?: con la imaginación. La idea de la falsa biografía me fascina, es una literatura híbrida entre el ensayo y la ficción, donde de repente el narrador interviene; después se convierte en un narrador omnisciente.
–¿Es la literatura el arte más eficaz para mostrar la realidad?
–Creo que las artes de la imagen y de la palabra tienen una capacidad distinta para intentar aprehender lo que sucede. En general, el arte es una especie de perpetuo fracaso, en el sentido de que siempre trata de establecer un diálogo con la vida, pero nunca somos capaces de recoger la vida tal y como sucede. Al mismo tiempo, es el único instrumento para intentar ese acercamiento.
–¿Cree en cierta dictadura de la imagen sobre la palabra escrita?
–No plantearía el debate en términos de oposición. Todos los libros son muy cinematográficos, muy visuales, porque todos cuando leemos imaginamos. Creo que la pregunta es cómo puede repercutir en la literatura descriptiva la capacidad que tiene internet para mostrarnos cualquier lugar del mundo.

 

Intelectual bajo sospecha
«Lo que distingue a un gran escritor de un buen escritor es su capacidad de leer lo que está sucediendo. Sin ser un escritor que yo admire a nivel estilístico, porque es un poco desaliñado, creo que Houellebecq siempre mira en puntos cruciales de lo que sucede. Hay escritores con una especie de sensor, como Kafka. No vive la Europa pretotalitaria. En Francia, al intelectual se le escucha, mientras que en España casi es un figura sospechosa».