Eugenia Silva: «Felipe González me ha regalado joyas de las que diseña»

-¿Es más profeta por esos mundos de Dios que en su tierra?-Llevo viviendo fuera doce años y trabajando casi siempre con marcas internacionales. ¡Sería un fracaso que no me conocieran fuera!-A la fuga de cerebros, ¿le añadimos la de cuerpos?-Pero cuerpos con cerebro, ¿eh? -Porque la belleza o es inteligente o no lo es.-No sé si en una foto, pero sí en la forma de llevar una carrera.-Todo empieza al ganar el concurso «Elite» con 16 años. Poco menos que explotación infantil.-Mis padres sólo me dejaban trabajar los veranos. A los 16 años no sabes de qué va la vida y éste es un juego peligroso: eres una Lolita con mucho poder.-¿Hay mucha diva en su mundillo?-Hay mucha diva porque es un juego de divismo, pero si el fotógrafo es más divo, la que se relaja es la modelo (risas). Dos egos chocando no caben en una sesión. -¿Hay algo que haga siempre antes de una sesión? -Sólo una cosa: que me peinen antes de que me maquillen. Recién levantada no me gusta que me toquen la cara... ¡Y no quiero ningún comentario por tu parte!-Ser imagen de De la Renta y Carolina Herrera ¿es como para la selección ganar el Mundial?-Esos desfiles sólo los haces si estás muy considerada en el circuito. Y lo mejor de todo no es que te llamen una vez, sino repetir. En la carrera de una modelo el hito es el «Vogue» italiano o el americano. Cuando lo fui dos meses consecutivos, me posicionó.-¡Eso es ya el Wimbledon, Roland Garros y el Anillo de la NBA!-(Risas) Hice una portada para el «Elle» sobre España, con Gasol, Nadal e Iker... ¡Y ha sido profética! ¡Menudos tres genios!-Se le asoció con Iker...-¡Qué bobada! Es sólo un gran, gran amigo. -Como hija de juristas, si no llega a estudiar Derecho, ¿le dejan sin postre toda la eternidad?-No. Me animaron, porque así tendría clases particulares en casa. Fueron años paseando tochos y apuntes de los compañeros por todos los aviones...-Como sobrina de Hernández-Mancha, ¿qué tal ve el partido en el que militó?-El partido ya no tiene nada que ver... También mi madre fue concejala de Agricultura en el Ayuntamiento de Toledo. Mi tío sigue publicando artículos con una opinión muy aguda.-¿De qué pie cojea su voto?-Yo no soy una mujer de derechas, si te refieres a eso.Cenar con elton john-Incluso he leído que desfila por el lado izquierdo de la pasarela...-¡Pues me caería! Fue una bobada que nunca dije. Todos los partidos están fatal y hay una corrupción tremenda... Pero tiro más hacia la manera de pensar socialista.-Entonces, viviría con dolor la moción de censura que interpuso tu tío contra Felipe González.-(Risas) ¿Sabes que luego conocí a Felipe y mantenemos una buena amistad? Me ha regalado algunas joyas de las que diseña...-Ni se va, ni se retira... Pero está midiendo sus apariciones.-Con 34 años, trabajo más que nunca: compromisos con Chopard, con Armani...-Que le impiden estar más expuesta en las pasarelas. -Pero es un trabajo gratificante que te permite situaciones maravillosas, como cenar con Elton John y su marido.-¿Aún le impone alguien?-Depende. Yo soy «fan» eterna de Elton... Cuando, después de cenar, se sentó al piano y cantó ocho canciones, ¡casi me muero de emoción!-¿Se llega a ser amigo de esa gente? -No, pero enriquece la experiencia de conocerlos. Mi ídolo era Jeremy Irons y cuando le conocí superó con creces la imagen que tenía de él. Eso me fascina: descubrir que, detrás de la imagen que proyectan, hay seres muy grandes. Con consistencia.-Cuénteme lo de ser productora asociada.-Asociada con Frida Torres Blanco.-Que ha trabajado con Cuarón y del Toro... ¡Sabe asociarse!-(Risas) Es amiga mía. Después del «thriller» en el que actúa Ben Barnes, estamos preparando «Trevi», sobre la vida de Gloria Trevi, que será un éxito seguro. Siempre digo que, de momento, sólo pongo cafés, porque soy la coordinadora de finanzas, un trabajo en la sombra.-Es tímida y no le gustan las fiestas. ¿Su trabajo ha sido una «psicoterapia exprés»?-Casi. Pero luego me escapo a Formentera, sola, a reservarme para la introspección -¿El mundo de la moda es muy «friki-bohemio» o lo tenemos muy estereotipado?-Depende. Con Galiano, todo es caótico, locura, músicos... Y luego trabajas con Armani y es orden, silencio, sosiego... Cada maestrillo tiene su librillo.-¿La belleza es un estado mental?-Además de educación y equilibrio. Cada 1 de enero hago un propósito de enmienda. Este año estoy trabajando en la paciencia.-Se pasa la vida regalando canastillas de bebé a sus amigas. ¿No se anima? -Tengo adoración por los críos. Pero debo ser consecuente: mi vida aún no me ha traído a la persona con la que compartir ese hijo. Así es que me toca esperar.-Con lo que viaja, ¿sabría decirme en qué punto está el Estatut de Cataluña?-Mira, tenemos tanto follón interno en los partidos, políticos en permanente campaña, una economía que reflotar... ¿Nos ponemos ahora a valorar si es nación, o no, dentro de otra nación? Las leyes están para cumplirse y el TC se ha pronunciado. -Es decir, que está por la labor.-¡Estoy deseando dejar de pensar en mí y centrar mi atención en un bebé o en una pareja!-¿Los «zapaterazos» también han llegado al mundo de la moda?-Muchísimo. Se cuenta que se ha reducido hasta el 40 por ciento en publicidad.-Y hablando de calzado: ¿Sara Navarro o Jimmy Choo?-Manolo Blahnik o Laboutin.-Se cuenta que le preguntaron a una vedette conocida: «¿Ortega o Gasset?». Y contestó: «Prefiero a Gasset, por supuesto».-(Jajaja).... En ese caso es mejor decir: Gabriel y Galán.-¿A quién le pagaría una cena?-A Mandela: que me cuente cómo puede tener esa cabeza tras 28 años de cárcel.Antílope malva en un campo de atunesComprendo por qué Jordi Labanda la ha dibujado tantas veces evocando a Audrey Hepburn. Como ella, es elegante, sencilla, culta y de una hermosura que raya la épica. Sin ejercicio de imaginación alguno, poco cuesta figurársela en tesituras contrapuestas: ora desayunando con diamantes, o abrazando a niños hambrientos en África. Tiene ese «charm» genuino que nace de dentro hacia fuera, que pasa de la potencia, al acto. Su profesora de pilates, Daysi, en una pausa de la sesión, me ruega en voz queda: «Dile a los lectores que es un ángel». Cuando me despido, después de un té compartido, no me cabe la menor duda de que hace buena la metáfora de Tzara «Es un antílope malva en un campo de atunes».