Una negociación de infarto

MADRID- «Una tensión constante durante más de ocho meses que por fin ha terminado como todos esperábamos». Así definieron ayer fuentes diplomáticas del Ministerio de Asuntos Exteriores el proceso que ha permitido liberar a los cooperantes españoles. El 2 de diciembre, tres días después de conocerse el secuestro, el Ejecutivo puso en marcha una célula de coordinación y seguimiento para llevar a cabo todas las negociaciones relacionadas con los tres cooperantes. El gabinete de crisis se dividía en dos niveles: un comité político, presidido por María Teresa Fernández De la Vega y en el que participaron el director del CNI, Félix Sanz, y los ministros de Asuntos Exteriores, Interior y Defensa, y un comité técnico, compuesto por varios secretarios de Estado y altos cargos. Entre estos últimos se encontraba la secretaria de Estado de Cooperación, Soraya Rodríguez, la persona designada por el Gobierno para mantener informadas a las familias de las gestiones. «A medida que sabíamos más detalles se iban organizando las reuniones y entrevistas necesarias», señalan fuentes diplomáticas. El 24 de febrero, Moratinos aseguró que el Ejecutivo había «intensificado las gestiones» para lograr la «rápida liberación de los cooperantes». Las jornadas fueron maratonianas, con reuniones desde primera hora de la mañana hasta altas horas de la noche, llamadas de teléfono constantes y «mucha angustia, sobre todo en estas últimas tres semanas», reconocieron fuentes de La Moncloa. Incluso una alta instancia tuvo que suspender una importante reunión el pasado seis de agosto para avanzar en las negociaciones.Finalmente, ayer a las 12:45 de la mañana, Soraya Rodríguez viajó junto a las esposas de Roque Pascual y Albert Vilalta a Burkina Faso para recoger a los dos cooperantes.