ADN
Pactos con el diablo
Es una de las codiciadas quimeras del ser humano. Su búsqueda ha alimentado cientos de tramas en libros y películas. Cuenta la leyenda que hasta el explorador Ponce de León mandó una expedición en busca de sus revitalizantes aguas. Los beneficios de la fuente de la eterna juventud han sido soñados por muchos pero, más allá de la literatura, sólo los científicos ponen cierta luz sobre los mecanismos que nos permiten esquivar el paso del tiempo
Las últimas investigaciones acerca de la longitud de los telómeros (uno de los indicadores del envejecimiento de las células), el descubrimiento de un gen con el que han podido duplicar la vida de un organismo unicelular, y el reciente hallazgo del compuesto rapamicina en la isla de Pascua, podrían situarnos más cerca del ansiado secreto. Para la directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, María Blasco, la prioridad de estos estudios dentro de la comunidad científica es «máxima». «Hay bastante consenso entre los biólogos moleculares y los genéticos de que el envejecimiento de las células es lo que causa la pérdida de las funciones normales y lo que contribuye a la aparición de distintas enfermedades, incluido el cáncer», explica. Las células de levadura han servido como base de estudio para los investigadores del MIT (Massachussets Institute of Technology) que, en un reciente trabajo, han conseguido localizar el gen NDT80, clave en el rejuvenecimiento durante la división celular (meiosis). Los científicos comprobaron que al activarlo en células que no se estaban reproduciendo, éstas vivían el doble de tiempo de lo normal. Para Juan Cardiñanos, este descubrimiento es «importante», aunque advierte: «abre una línea de investigación, pero hay que recorrer la distancia entre las células de levadura y las de un ser humano».
Eso sí, la comunidad científica esquiva caer en éxitos superficiales ya que se ha podido comprobar que la naturaleza, como las monedas, tiene dos caras: si bien en algunas investigaciones se han conseguido recuperar funciones sensoriales perdidas por la vejez, no se ha podido evitar que esto implique un aumento del riesgo de padecer cáncer y otras enfermedades asociadas. De hecho, el gen de la levadura NDT80 es análogo a un gen presente en los ratones y en el ser humano, el P63. Y como explica Cardiñanos, este gen, a su vez, viene a ser «primo» del P53, uno de los supresores tumorales más importantes de nuestro organismo. Controlar el efecto adverso es el gran desafío, pero ya hay estudios que están más cerca de conseguirlo. María Antonia Blasco es experta en investigaciones sobre la telomerasa (una especie de máquina que fabrica los telómeros y los extiende) y ha conseguido mejorar la vida de los ratones sin que aumente la evidencia de cáncer. «Lo que hicimos fue aumentar la telomerasa a la vez que aumentamos la cantidad de los "genes supresores de tumores". Esto fue necesario porque estábamos aumentando la telomerasa a niveles muy altos (similares a los de una célula tumoral) y durante toda la vida de los ratones».
Recetas para la juventud
Algo que aunque sienta un precedente, como la propia Blasco explica, debería cambiar a la hora de aplicarse a los seres humanos. «Si algún día tenemos fármacos que activen la telomerasa en el organismo de manera eficiente se usarían de forma temporal, el tiempo suficiente para re-alargar los telómeros cortos y evitar la aparición de ciertas enfermedades. Creo que de este modo el posible efecto de estos activadores en favorecer el cáncer sería mínimo». Asimismo añade que «no debemos olvidar que el cáncer ocurre porque nuestras células envejecen y pierden fitness, si las células de nuestro organismo se mantuviesen jóvenes durante más tiempo quizás cabría esperar que también se retrasara la aparición de la enfermedad».
A la espera de que las investigaciones científicas en este terreno comiencen a dar sus frutos, muchos miran con recelo los rostros de algunas celebridades que parecen inmunes al paso del tiempo. Aunque no son muchos, son suficientes para despertar la envidia del común de los mortales. Su preparación física, una dieta saludable, el cuidado cosmético y, cómo no, su propia genética hacen que para ellos, como en la canción de Gardel, veinte años no signifiquen nada. Al menos, así lo demuestra Halle Berry que, a sus recién cunplidos 45 años, parece la misma veinteañera que se prendó de Eddie Murphy en la película «Boomerang: el príncipe de las mujeres» (1992).
Eso sí, para los especialistas todo tiene un límite y ni la chica Bond, ni las modelos deben perderlo de vista. Como explica la estilista Ángela Navarro, «Claudia Schiffer tiene 41 años, pero si sigue igual a los 60, me parecería inadecuado. Yo defiendo la disciplina y una estética creíble». La que ya ha rebasado el medio siglo y mantiene la seducción de sus mejores tiempos es Sharon Stone. A sus 53 años, la protagonista de Instinto Básico destaca por su rostro luminoso y esa sonrisa delatora, único elemento capaz de hacer evidentes sus arrugas de expresión. Los estilistas evitan el tópico de que «la arruga es bella», pero confiesan que los propios clientes «huyen de las exageraciones y de esa estética disfraz». Como confiesa Navarro, «veo joven a todo el mundo que se sabe cuidar y mantiene su filosofía y su mirada, su gesto». Con estas premisas, reconoce que «no se puede dar una receta que funcione a todo el mundo», pero sí hay muchos factores que favorecen un aspecto juvenil. Para Jesús Cicero, experto en moda de la revista «GQ» «una cana es a veces más bonita que un teñido feo». El estilista comenta que a las mujeres de cierta edad les sientan mejor los looks con cabellos cortos.
«Un pelo largo en una mujer de 60 puede parecer excesivo», explica. En cuanto a los hombres, lo tiene claro: «cuanto más sencillos vayan, más jóvenes parecen. En su día a día tienen que apostar por estilos "soft", y cómodos. Asimismo, deben evitar los colores estridentes, los trajes y el encorsetamiento». Cicero recomienda «desestructurar» la ropa formal y combinar. Su apuesta es por vaqueros y camisetas de cuello redondo. Además, una de sus directrices más importantes es evitar que los hombres se apliquen botox. «Ellos no pueden recurrir al maquillaje como las mujeres para añadir color y expresión, quedan muy artificiales», comenta.
Y para demostrar que los pactos con el diablo no son sólo cosas de mujeres, Cicero habla de hombres por los que los efectos del paso del tiempo parecen resbalar. «Brad Pitt es estupendo. En verano apuesta por looks sueltos y telas favorecedoras como el lino», explica. Uno de los ejemplos patrios de conservación masculina podemos encontrarlo en Francisco Rivera, aunque el experto comenta que «es el eterno joven porque hace deporte y entrena. Pero viste como un señor desde los 18 años, si no cambia su look, la juventud no le va a acompañar».
UN TESORO OCULTO EN LA ISLA DE PASCUA
Si ni la genética, ni el ejercicio, ni su alimentación facilitan su pequeño pacto con el diablo; y si tampoco su cartera juega a su favor, todavía tiene una esperanza. Investigadores de la Escuela Médica de Harvard han hallado por casualidad la bacteria «streptomyces hygroscopicus» en la isla de Pascua. A partir de este descubrimiento se ha desarrollado el compuesto rapamicina, que está llamado a convertirse en el elixir de la eterna jueventud ya que podría lograr que el contador del ADN diese marcha atrás. Este fármaco sería idóneo para combatir la enfermedad de Hutchinson-Gilford, que se caracteriza por producir un prematuro envejecimiento celular en los organismos.
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