Una igualada que no deja satisfecho ni al Hércules ni al Espanyol

Al Hércules le costó un cuarto de hora disparar por primera vez. Fue flojo y sin peligro. El conjunto local se sacudió la presión, pero, curiosamente, empezó a sufrir más porque dejaba más huecos y Calatayud tuvo que hacer un paradón a Osvaldo. La intervención de su portero espoleó a un Hércules que, instantes después, tuvo en las botas de Portillo un par de ocasiones.

El partido se equilibró, al mismo tiempo que también surgieron los nervios y la polémica: el Hércules pidió penalti a Drenthe justo antes del descanso y a Osvaldo le anularon un gol por fuera de juego ya en la segunda parte. El equipo de Djukic tuvo después la ocassión más clara con un remate al larguero de Valdez. Lo intentó más, pero lo suyo fue un querer y no poder y fue perdiendo fuelle ante un rival que poco a poco se fue dando cuenta de que el empate era un mal menor, lo que confirmó Pochettino con sus cambios.