Escritores

Benzema víctima

La Razón
La RazónLa Razón

Ya tenemos víctima. La cabeza de Karim Benzema la ofrecen en bandeja de plata. Ya hay salomés pidiendo su decapitación. Es la vieja historia de quienes condenan para ganarse un puesto en el escalafón de benefactores del poder. El delantero francés no acaba de rendir lo que de él se esperaba y, sin embargo, todavía no hay razones para amargarle la existencia durante lo que resta de temporada. Una cosa es restarle categoría para formar parte del Madrid y otra comenzar a perseguirle sin darle tiempo a mejorar.
José Mourinho lo sustituyó y como los césares romanos, aunque sin necesidad de bajar el pulgar, tuvimos la sensación de que le había sentenciado. Ello fue un aviso. Un signo de que no se pueden permitir más actuaciones mediocres y que necesita fajarse para que, independientemente del acierto ante la portería rival, se le pueda adjudicar el deseo de agradar. Nada hay peor para un futbolista que se le catalogue de pasota, de poco comprometido. Jugadores patosos, si luchan, tienen crédito.
Benzema no es todavía material desechable. Le cuesta acomodarse. El curso pasado tuvo momentos en que se ganó algún aprecio. El Madrid tiene pocos relevos para el ataque. Despedirle en enero, además de prematuro, sería arriesgado salvo que se tuviera el relevo idóneo. Su fichaje fue costoso y será difícil rescatar parte del traspaso. Habría sido mejor fichar a Villa, pero aún cabe concederle el beneficio de la duda.