Valencia

Los que condenan

Un procesado que se tiene por inocente ha de estar deseoso de pasar página. 

La Razón
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No me extraña que Garzón se sienta ya condenado, Iñaki, no me extraña. Yo me sentiría igual si aquellos que defendieron siempre la calidad y el rigor de mi trabajo renunciaran a rebatir con argumentos la imputación de ilegalidad que me formula el juez Barreiro. Carezco de prejuicio sobre Baltasar Garzón y me permito recordar que, en veinte años de tarea en la Audiencia, jamás prosperó ninguna de las querellas que contra él presentaron ilustres «damnificados» de sus sumarios. Pero compruebo que quienes ahora salen a la plaza pública a repudiar el procesamiento del juez por las escuchas de la Gürtel rehuyen el fondo del asunto para alimentar teorías conspiratorias: «¡le persiguen!», exclaman, «¡van a por él!». Es exactamente el mismo argumentario que utilizó el PP cuando empezó a alcanzarle el pestazo de la Gürtel: «Garzón nos persigue», decían, «¡él y Bermejo salieron de cacería!». Aún añadían aquello de «con otro juez, las cosas serían distintas». Luego llegaron otros jueces y el caso siguió adelante, tanto en Valencia como en Madrid, con sus correas, sus bigotes y sus trajes, todo incluido. Al relato de hechos y a las interpretaciones jurídicas que se plasman en un auto judicial se ha de replicar con refutaciones de los hechos o interpretaciones jurídicas distintas. Renunciar a hacerlo es dar por hecha la culpabilidad del acusado, sumándose –por omisión– a una eventual condena. Entre comentaristas por los que tengo gran respeto se ha extendido una frase recurrente: «los únicos castigados por la Gürtel son, de momento, el juez Garzón y un diputado socialista», en referencia a Ángel Luna. La simplificación, sesgada, es eficaz para transmitir la idea de que los buenos (los que destaparon la chorizada) son castigados mientras los malos (los chorizos) salen limpios de polvo y paja. Excelente cimiento sobre el que apoyar la conclusión final: «¡Esto es la justicia al revés!». Están a un paso de convocar el asalto al Palacio de Justicia. En realidad, nadie ha sido aún condenado. Luna ha sido juzgado por negarse a revelar quién le pasó un informe policial y ayer mismo resultó absuelto. A Garzón se le juzgará para determinar si vulneró la ley en el curso de su investigación sobre la Gürtel, no por investigarla. En cuanto a los imputados de la trama, los Correa, Crespo, Sánchez, Pérez, acabarán procesados, juzgados y, salvo sorpresa mayúscula, condenados. Si alguien no se va a ir de rositas en esta historia, son todos ellos. Entiendo que es más fácil ponerse la camiseta de pro-Garzón o anti-Garzón y saltar al barrizal a pegar patadas, pero en justicia se requiere un poco de paciencia. No veo que a Garzón deba incomodarle ser el primero (o segundo) en ser juzgado. Un procesado que se tiene por inocente ha de estar deseoso de pasar página. Cuando ayer leí en un periódico, abriendo portada, «Garzón será juzgado antes que los corruptos» lo entendí como una crítica al juez instructor Pedreira. Por ir tan lento.