Caracas

Chávez acepta ahora las bases de Estados Unidos en Colombia

El «señor de la guerra», como calificó el líder bolivariano a Santos, ha logrado hacer las paces con su mayor enemigo.

El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, saluda a Chávez antes de la rueda de prensa en Santa Marta
El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, saluda a Chávez antes de la rueda de prensa en Santa Martalarazon

Buenos Aires- En tan sólo cuatro horas de reunión, Juan Manuel Santos y Hugo Chávez pasaron página y reanudan relaciones, solucionando la crisis bilateral más grave de los últimos años. Pero más importante que los apretones de mano y los abrazos de cara a la galería, fue la hoja de ruta marcada con cinco comisiones de trabajo específicas.

Santos se ha marcado un tanto al reactivar temas estancados como el pago de la deuda. El estatal Fondo de Promoción de Exportaciones de Colombia (Proexport), estima en 700 millones de dólares las deudas atrasadas por ventas a Venezuela, situación que preocupa especialmente a los empresarios colombianos.

La segunda de las comisiones se encargará de impulsar las relaciones comerciales. Se aspira a recuperar la cifra alcanzada en 2008, cuando las exportaciones de Colombia a Venezuela alcanzaron 7.000 millones de dólares. También se elaborará un plan de inversión social en la zona de frontera y para el desarrollo conjunto de obras de infraestructura.


«No apoyamos a terroristas»
Otra de las comisiones se encargará de la seguridad, abordando temas tan espinosos como la colaboración en la lucha contra la guerrilla. A este respecto Chávez mostró su cara más amable y negó una vez más que él apoye a los narcoterroristas colombianos. «El Gobierno venezolano ni apoya, ni permite, ni permitirá la presencia de guerrilleros o terroristas en Venezuela», exclamó.

También afirmó que si él fuera el jefe de las guerrillas de Colombia, buscaría la paz.
Además el mandatario venezolano agachó la cabeza y cambió su discurso. Ahora el bolivariano opina que el acuerdo militar entre Colombia y Estados Unidos es un asunto interno de Bogotá, pese a que hace unos meses lo calificaba como una «declaración de guerra». En este marco, el encuentro entre ambos presidentes es un paso concreto para la superación del conflicto entre Colombia y Venezuela, pero para la resolución del problema de las FARC, quizás todavía quede mucho más por hacer. No hay que olvidar que desde el 1 de marzo de 2008, fecha en la que tuvo lugar en la frontera colombo-ecuatoriana la discutida «Operación Fénix», en donde resultó abatido el «número dos» de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el mandatario Hugo Chávez no se cansó de tachar de «amenaza» a Santos.

Antes de las elecciones colombianas el caudillo bolivariano declaraba que «ojalá que en Colombia haya un Gobierno decente, y cuando digo decente creo que pudiera ser [uno de] cualquiera de los demás candidatos, menos el señor Santos, el señor de la guerra, el ‘pitiyanqui' número uno de Colombia».

La Asamblea Nacional, hoy en manos chavistas, está en juego y el mandatario venezolano es consciente de que su estrategia de confrontación con Colombia no ha causado el efecto deseado. Con este cambio de rumbo, Chávez busca aumentar su popularidad entre algunos chavistas desencantados, cansados de las bravuconadas del caribeño y de sus tambores de guerra desafinados.

Con cautela, este acuerdo podría entenderse más como una tregua, hasta que pasen unos comicios legislativos inciertos para el chavismo, que como una paz duradera.