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Segovia

La mujer asesinada en Segovia sufría maltrato psicológico

José Jaime mató a tiros a su hijo y a su mujer, que le había pedido la separación, y después se suicidó

Un hombre mata a su mujer y a su hijo en Torrecaballeros y se suicida larazon

Nadie en Torrecaballeros (Segovia) podía imaginarse un final tan trágico como el ocurrido a Ana María Sánchez (de 49 años), a su marido, José Jaime Zapata (54) y a su hijo Carlos (16 años). Su familia llevaba días intentando localizarlos sin éxito, así que optó por avisar a la Guardia Civil. Los agentes irrumpieron en el chalé familiar, situado en la calle Segadores 13, de la urbanización «El Balagar» a las 2:00 de la madrugada y allí encontró los cadáveres de los tres, cada uno en una habitación, con disparos de escopeta.

La Guardia Civil trabaja con la hipótesis de que el hombre, que tenía licencia de armas, asesinó a su mujer y a su hijo y posteriormente decidió acabar con su vida. El trágico suceso pudo desencadenarse a raíz de que la mujer decidiera iniciar los trámites de separación, uno de los momentos de mayor riesgo para las víctimas de la violencia de género. Al parecer, era una decisión reciente que no conocían ni sus amigas más cercanas. Aunque los cuerpos fueron descubiertos ayer, el suceso debió de ocurrir entre el martes y el miércoles. De hecho, el último día que el hijo acudió al colegio fue el pasado lunes.

La familia había vivido en Madrid, pero hacía seis años que trasladaron su residencia a la localidad segoviana de Torrecaballeros, de 1.200 habitantes y famosa por su gastronomía. Buscaba una vida tranquila. De hecho, «él tenía fobia a las aglomeraciones», comenta una amiga de la familia. El matrimonio hacía una vida discreta en la localidad. Ana María, «era todo dulzura y delicadeza, muy tímida, y vivía por y para su hijo Carlos», añaden las mismas fuentes, que prefieren mantenerse en el anonimato. «Pocas veces se veía a la pareja salir juntos. Sólo algunas ocasiones iban a cenar arroz con bogavante a un restaurante de Torrecaballeros al que les gustaba acudir».

Ana María era ama de casa y sobre su marido «nadie sabe el oficio que tenía», comenta un vecino. Al parecer, José Jaime se dedicaba a administrar una solvente empresa familiar relacionada con la construcción y el hombre viajaba todos los domingos a Madrid. Otros aseguran que vivía de las rentas familiares.


«Pasaban meses sin hablarse»
La mujer nunca había denunciado a su esposo, pero sus allegados saben que su relación no era buena. «Pasaban meses sin hablarse. Ella no le tenía miedo, pero en alguna ocasión me dijo que, si hubiera podido divorciarse lo habría hecho». Sus allegados creen que no sufrió maltrato físico, aunque sí psicológico. Para Ana María era muy doloroso ver cómo su marido arremetía constantemente contra su hijo, Carlos. «Quería que su hijo fuera un fenómeno, pero le repetía una y otra vez que era un inútil y Ana María lo pasaba muy mal por esa circunstancia. Sin embargo, el niño era un cielo».

Sus allegados hacía tiempo que la veían triste, pero ella no era muy dada a contar sus intimidades. Para colmo, su padre acababa de morir estas navidades.

Carlos, el hijo de la pareja, estudiaba 2º de Bachillerato en el Instituto de Enseñanza Secundaria «Peñalara» de La Granja de San Ildefonso. El director del centro, Francisco Gozalo, aseguró a LA RAZÓN que «era muy buen alumno, además de muy querido por sus compañeros. Le gustaba el baloncesto y nunca apreciamos que la familia pudiera tener algún problema. Al padre nunca le vimos, pero la madre venía regularmente para interesarse por su hijo, se preocupaba mucho por él».

Carlos tenía un tío separado y con hijos al que veía con frecuencia. «Vivía en Madrid y el fin de semana que le correspondía el cuidado de sus hijos Carlos acudía para estar con sus primos. Con el "tío rico"había ido a la Fallas, a Eurodisney... Viajaba con frecuencia», añaden fuentes próximas a la familia.


«No dejó ver la televisión a su hijo hasta que cumplió 10 años»
Todos los que le conocían coinciden en que José Jaime Zapata, «era un hombre raro. A su hijo no le dejó ver la televisión hasta 4º de Primaria (10 años), le obligaba a estudiar poesías larguísimas para ejercitar la memoria, y siempre le insistía en que debía leer». El presunto asesino se relacionaba poco con sus vecinos. «Con el único que hablaba era con el del chalé de al lado, con el que salía, a veces, a practicar footing, pero cuando iba a una tienda no se podía hablar con él ni siquiera del tiempo. Eso sí, no parecía una persona agresiva, pero está claro que tenía unas costumbres muy raras, era muy competitivo. También le gustaba mucho el deporte y leer, y a su hijo estaba tratando de inculcarle el gusto por las artes marciales».


¿Dónde recurrir?
106
Las víctimas pueden denunciar su situación ante la Policía, los servicios sanitarios o en los tribunales. En la actualidad hay 106 juzgados de violencia de género específicos y 358 compatibles.
220.664
El teléfono gratuito 016 de atención a las víctimas de maltrato ha recibido 220.664 llamadas en los últimos tres años, lo que supone una media de más de 19 llamadas diarias.
759
Durante el año pasado (hasta el 30 de noviembre) se concedieron 759 autorizaciones de residencia temporal por razones humanitarias a mujeres extranjeras víctimas de malos tratos.