Internet

El Messenger y Facebook distraen a los trabajadores

Las redes sociales y la mensajería instantánea se han convertido en una amenaza para el rendimiento de muchas compañías. El fenómeno se conoce como «absentismo presencial». En España, cada empleado dedica a sus quehaceres en la Red cerca del nueve por ciento de su jornada, mientras que las empresas se ven obligadas a invertir para filtrar el acceso a estas páginas web.

Una página de Facebook
Una página de Facebooklarazon

Una visita a la máquina del café, salir a fumar un cigarrito o, para los menos escrupulosos, «ir a hacer una gestión fuera» o «pasar por el banco», son algunos de los momentos menos populares para los empresarios, que ven cómo cae el rendimiento en la oficina en horario de trabajo.

Con el auge de las redes sociales, se extiende ahora un nuevo frente: el «absentismo presencial». El empleado está en su puesto, pero dedicado a otros cometidos: su correo personal, la prensa electrónica, gestiones en la web del banco, planear las vacaciones, chatear a través del popular «Messenger» o cotillear en Facebook. Labores que alcanzan por término medio un 8,3% de la jornada laboral. Según una empresa británica de trabajo temporal, las pérdidas a causa de las redes sociales en horas de trabajo alcanzan los 14 billones de euros.

La ley, con las empresasUna sentencia del Tribunal Supremo (STS 26/09/2007) fue concluyente al respecto de estos usos de Internet en el trabajo: «Se trata de medios que son propiedad de la empresa y que ésta facilita al trabajador para utilizarlos en el cumplimiento de la prestación laboral, por lo que esa utilización queda dentro del ámbito del poder de vigilancia del empresario que, como precisa el artículo 20.3 ET, implica que éste podrá tomar las medidas que estime oportunas de vigilancia y control para verificar el cumplimiento por el trabajador de sus obligaciones y deberes laborales, aunque ese control debe respetar la consideración debida a la dignidad del trabajador».Además, si un empresario decide que se debe realizar una inspección del ordenador de algún empleado, no hace falta la presencia de éste, ni de representantes sindicales, y puede llevarse a cabo fuera de la jornada laboral. Lo más común en muchas empresas es simplemente aplicar filtros para que los empleados no puedan acceder al «Messenger», a las principales páginas de correo personal (Gmail, Hotmail, Yahoo…) o a las redes sociales más extendidas. Cuando se solicitan estas webs, el sistema redirecciona la petición hacia la propia web de la empresa. Ikea, la red Euro6000 o Caja Laboral, son algunos ejemplos del «corte» al acceso a las redes sociales en la oficina. Otros de los objetivos es prohibir el intercambio descontrolado de archivos con programas como «eMule» y evitar la entrada de virus al sistema.Hecha la ley… hecha la trampaPero a la hora de evitar la censura, existen diferentes métodos. Las restricciones a la mensajería instantánea pueden salvarse con páginas web como «webmessenger», «ebuddy» o «meebo». «YouTubeproxy.org» o «anonymouse.org» permiten saltarse los filtros de la empresa y ofrecer una navegación segura.