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Pekín

Fin a la fuga del disidente ciego

Fin a la fuga del disidente ciego
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Tras la llegada de Hillary Clinton a Pekín para tratar con el Gobierno chino asuntos económicos y de seguridad, Chen Guangcheng abandonó la embajada norteamericana donde permaneció refugiado durante seis días. Chen fue acompañado hasta un hospital por el embajador norteamericano, Gary Locke. Según el Gobierno chino, allí se encontraría con su familia. Pero mientras las fuentes oficiales afirman que Chen se fue por su propia voluntad la organaización estadounidense China Aid, asegura que lo amenazaron con «asesinar a su esposa a golpes» si no aceptaba retirarse de la sede diplomática. Por su parte, Pekín le ha exigido a Estados Unidos unas disculpas por interferir en asuntos internos. A pesar de las tensiones, Clinton ha asegurado que tratará con el Gobierno los temas pendientes, incluidos los derechos humanos.

En medio del revuelo queda Chen, abogado autodidacta chino de 41 años que se hizo conocido por denunciar abortos y esterilizaciones forzosas a más de 7.000 mujeres en la provincia de Shandong. A este disidente ciego le han prometido brindarle mayor seguridad y acceso a la universidad. Sin embargo, a él y a su familia les cuesta creer que el Gobierno cumpla su palabra. En 2005 fue detenido y acusado de «destrucción de propiedad» y «asamblea con posterior disturbio del tráfico». Estos cargos sirvieron para que en el 2006 lo condenaran a una pena de cuatro años y tres meses de prisión. Aunque en setiembre de 2010 terminó su condena, Chen nunca volvió a gozar de su libertad. Desde entonces tanto él como su familia fueron sometidos a arresto domiciliario. Hasta el pasado 22 de abril, cuando Chen huyo del encierro y se puso bajo «protección estadounidense». En un vídeo colgado en YouTube relató los maltratos que él y su familia deben soportar por parte de las autoridades locales. Por ahora, los ojos del mundo están puestos en él. De ello depende su vida.