Ciencia y Tecnología

El mercado que viene

La Razón
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La estabilidad ha llegado a ARCO: su director, Carlos Urroz, ha impuesto orden, racionalidad, criterios claros en cuya dirección trabajar. Parece que el periodo de turbulencias ha pasado, y que ahora toca construir algo nuevo. Pero hay aspectos que un director no puede controlar: por ejemplo, el contenido de cada una de las propuestas, el grado de riesgo asumido por los diferentes expositores. En este sentido, la estabilidad ha llegado a la Feria por defecto, por un exceso de conformismo que ha conducido a que la edición recientemente acabada pueda ser considerada como la más conservadora de los últimos años. Puede objetarse que, pese al escepticismo inicial, el volumen de negocio que se ha movido durante este año ha superado incluso al del anterior. Y que en una feria en la que el primer objetivo es vender, el resto de consideraciones quedan en un segundo plano.


Dos realidades
Pero detengámonos en un elemento de análisis que no debe ser despreciado: el mercado no es un a priori, sino una construcción que se opera de manos de cada uno de los agentes que conforman el mundo del arte. A esto hay que añadir que no hay nada fuera del mercado: las tendencias, los discursos y propuestas son consecuencia de la tabla de prioridades que él establece y que se encarga de consagrar mediante las dinámicas económicas favorecidas. Lo que supone aceptar dos realidades: que en el sistema del arte, mercado y discurso no van cada uno por su cuenta, sino que generan una unidad indisoluble; y que el mercado que se construya ahora es el que va a determinar el rumbo de las artes visuales en España durante el futuro inmediato. Si el mercado que se está gestando es un mercado conservador, temeroso, deudor de tantos parámetros del pasado, las conclusiones que se pueden extraer son de cualquier tipo menos halagueñas. Malos tiempos para la innovación, con la falta que hace.