Gobierno de España

Traspaso de poderes

La Razón
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Los furgones con documentos saliendo de la Presidencia de Castilla-La Mancha son indignos de prudentes, porque lo que merece ser escondido se oculta meses antes de la posible derrota y no cuando se está entregando la plaza. Pero los agujeros contables no pueden meterse bajo una piedra y Barreda y Bono –que ha tenido en un puño la autonomía incluso como ministro de Defensa y presidente del Congreso– deberían explicarse ante el Tribunal de Cuentas. Lo mismo que habría de ocurrir cuando Griñán y Chaves intenten traspasar las cuentas del Gran Capitán. Alfonso Guerra auguró auditorías de infarto en cuanto el PSOE entrara en Moncloa y no hubo nada porque la agónica UCD nunca se distinguió por jugar con el dinero de los demás. El PP tampoco es aficionado a las dramatizaciones y Aznar mantuvo clasificados los papeles del CESID sobre los GAL que hubieran puesto en un brete a Felipe González. La presidenta Cospedal tendría que denunciar a Barreda, pero no lo hará aunque la deje una administración harapienta. En el PP prima más la razón de Estado que en el PSOE. No sé si conviene al país mirar para otro lado y hacer bueno lo de Carmen Calvo, ministra de Cultura: que el dinero público no es de nadie. Si Castilla-La Mancha es lo que parece tiene que haber banquillo.