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«Zoido tiene un rictus molesto está enfadado y contagia a la ciudad»

Marca su objetivo en «trasladar cuatro ideas fundamentales que diferencian» su proyecto del PP

«Zoido tiene un rictus molesto está enfadado y contagia a la ciudad»
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Sin evitar las referencias a su experiencia gestora en la Junta de Andalucía, Juan Espadas aterriza en la política local ejerciendo la prestidigitación entre la herencia de Monteseirín y una renovación que admite como necesaria, y repudiando una crispación que tampoco ahorra en ataques al Partido Popular.–Justifica su aceptación de la candidatura porque está «a disposición» del PSOE, pero ¿dónde acabó esa disposición y empezó la obligación?–Mi salida del Gobierno andaluz coincide con la propuesta del secretario provincial (José Antonio Viera) y el acuerdo con el presidente de la Junta (José Antonio Griñán) para que yo fuera el candidato propuesto: en ese momento se contó con mi disponibilidad personal. A partir de entonces contraje una obligación con el partido y sus militantes para representar al PSOE. Ya no se trata de una simple apetencia, sino de una responsabilidad que asumo con altura de miras, porque que le elijan a uno para aspirar a la Alcaldía de Sevilla es muy importante.–La unanimidad en el PSOE de Sevilla que proclaman en torno a su candidatura, ¿nace de un consenso o de un mandato?–Si quedaba alguna duda cuando la ejecutiva provincial hizo su propuesta a finales de mayo, ahora, tras recorrer en junio las once agrupaciones sevillanas, puedo garantizar que tengo la absoluta confianza de sus secretarios generales y el aliento de las bases. –¿Ha olvidado, entonces, su presentación como «el mejor candidato disponible»?–Ya expliqué que mi disponibilidad es un elemento que el secretario provincial había valorado, para asumir los riesgos y los éxitos. Ahora todos estamos con este proyecto, y he podido confirmar el mayor nivel de unanimidad que se recuerda entre los socialistas sevillanos y una ilusión en la militancia del PSOE que es un lujo.–Es usted el candidato de Griñán, ¿teme defraudar su confianza?–No tengo ningún temor, porque cuando se trabaja duro por un objetivo tan ambicioso como revalidar la confianza de la ciudadanía por cuarta vez, finalmente se obtienen resultados. Mi responsabilidad y mi obligación es darlo todo para lograr ese objetivo. Si no se gobierna no se consigue, pero no veo como un hándicap un proyecto nuevo e ilusionante. Hay que centrarse no en vencer, sino en convencer a los ciudadanos de que el proyecto que necesita Sevilla es el que Juan Espadas y los socialistas queremos configurar en los próximos diez meses. –Además de visitar las agrupaciones, ¿a qué se dedica el candidato del PSOE?–Creí que iba a tener más tiempo libre, sabiendo que lo más duro vendrá tras el verano, pero tengo dificultades para encajar las reuniones con los compañeros, las entrevistas, los encuentros con gente que me plantea colaborar,... Tengo una metodología de trabajo diseñada para antes de septiembre y otra para después. Ahora estoy configurando las ideas troncales del programa que empezaré a cotejar tras el verano. Todo cambiará a partir de septiembre, cuando todo será «calle-calle», estar disponible, porque trabajo en equipo pero me gusta participar directamente.–¿No es tarde en septiembre, teniendo en cuenta su escaso conocimiento por los ciudadanos?–A final de año probaremos que alguien que trabaja 14 ó 16 horas en la ciudad puede elevar su nivel de conocimiento muchos puntos semanalmente. Además, hay inquietud en la gente por conocer la cara y qué dice quien representa al PSOE. Y hay datos: cuando Juan Ignacio Zoido fue elegido candidato tenía un 7 por ciento de conocimiento, pero en las elecciones superaba el 60 por ciento y fue el más votado, por encima de un alcalde que llevaba dos mandatos. Lo importante es que se conozca el proyecto del PSOE para 2011, trasladar cuatro ideas fundamentales que diferencian la propuesta socialista de la del PP.–Parece arriesgado confiar tanto en la marca del PSOE ahora...–No es cuestión de marca ni de candidato, sino de proyecto. Ese es el objetivo durante diez meses: que cada vecino sepa cuál es el proyecto socialista en su barrio... –Ese vecino también puede estar «preocupado» por lo que el PSOE vaya a hacer en su barrio...–El ciudadano anónimo y silencioso tiene una valoración bastante más positiva de la transformación de la ciudad que la negativa que se quiere generar de manera machacona. Voy a centrarme en que el proyecto socialista 2011-2015 sea ilusionante, pero entiendo que los ciudadanos tendrán en cuenta también la actuación anterior. Por eso tenemos que ser respetuosos y valorar como ciudadanos lo logrado.–¿Ha encontrado ya el equilibrio entre la herencia de Monteseirín y el proyecto renovador?–No se puede vivir de las rentas. El ciudadano tiene derecho a exigir un proyecto para 2011 y mi obligación es hacer una propuesta nueva, de cambio, de ilusión, con iniciativas y resolviendo problemas. La clave está en poner en valor lo hecho en los tres últimos mandatos, un nivel de autocrítica y, sobre todo, centrar el foco en los ejes del proyecto 2011. Quiero hablar del futuro. Soy responsable de ese futuro, no del pasado.–Defiende eso del «nivel de autocrítica», pero ¿por qué no concreta en qué aspectos? –El PSOE no tiene que hacer autocrítica, porque ya se la hacen perfectamente el Partido Popular y algunos medios de comunicación. No hay un juicio equilibrado en la ciudad, y yo no voy a hacer un decálogo de en qué se equivocó el PSOE. El día en que el PP lo haga sobre los aciertos socialistas en los últimos tres mandatos, estoy dispuesto a discutir en qué hemos podido fallar. Pero primero me tienen que decir lo bueno, para equilibrar estos tres años de pena negra que llevamos.–Al margen de eso, ¿percibe en la calle la necesidad de cambio?–La ciudad necesita generar una nueva ilusión. No se trata de un problema de comunicación, sino de que el Gobierno local no ha dedicado tiempo a neutralizar una crítica permanente que ha ido capilarizándose en la ciudad, además en una situación de crisis. Es un cóctel que sólo se puede romper si alguien genera ilusión con un proyecto político nuevo. Quiero romper la estrategia de confrontación del PP. Veo a Zoido en las fotos siempre cabreado. Tiene un rictus molesto, está enfadado. Creo que él ha contagiado a la ciudad de su cabreo. Y una ciudad no avanza cuando está todo el día cabreada.–¿No es contraproducente otorgar tanto poder al PP, dejando al PSOE el papel de «oposición de la oposición»?–El PP nos ha instalado en una especie de depresión colectiva y cabreo, y sólo saldremos si generamos confianza e ilusión. Sólo planteo las reglas del juego: no ganamos nada con la confrontación. ¿Por qué no nos concentramos en Sevilla y en lo positivo? ¿Por qué no plantea Zoido un plan de viabilidad para Tussam, en vez de perseguir al Gobierno local con Mercasevilla y demás, de estar todo el día en los juzgados? Es el portavoz de la oposición y puede llevar propuestas al Pleno, no tiene que ocultar sus decisiones hasta que gobierne, si de verdad quiere generar credibilidad y confianza. Un candidato así sería mucho más difícilmente batible.Debates desde septiembreSituando a Juan Ignacio Zoido como el enemigo a batir, Juan Espadas le enfrentará «con elegancia y respeto», aunque «con los populares es difícil hablar porque no presentan un proyecto para discutir. Lo intentaré en septiembre, pidiendo al candidato del PP debates monográficos en los foros que quiera, pero dejando los clásicos populares, los cuatro temas de todos los días. Habrá que hablar también de futuro y de propuestas».«HAY OBSESIÓN POR LLEGAR A LA ENCARNACIÓN EN METRO, SERÁ PARA LUCIR LAS SETAS»sevilla- Pese al plan de austeridad, la sensación de derroche público persiste, ¿cómo cambiar esa imagen?–Aún hay margen de revisión profunda en los gastos a recortar. En el gobierno en el que sea alcalde, realizaremos un esfuerzo adicional al que ya se está haciendo en partidas que no reduzcan el servicio al ciudadano.–¿Reduciría altos cargos y el personal de confianza?–Sí se puede, probablemente. Primero habrá que analizar cada unidad, su productividad y ver lo que quiero hacer con ese número de asesores. –¿Apuesta por una o más paradas del metro en el centro, por la Encarnación o el Duque?–La decisión final ponderará un diseño no sólo pensando en el centro, sino en el conjunto de la red. Si hay una o dos estaciones será porque técnica y económicamente haya una justificación. Pero no estamos haciendo debates serios y rigurosos sobre el metro, ni en los medios ni por parte del PP ¿No será más importante la secuencia para conectar Sevilla Este, Pino Montano o la Zona Sur con el resto de la ciudad, no sólo el centro? Tenemos una obsesión enfermiza con llegar a la Encarnación, será para lucir las setas, pero la gente no sólo se relaciona centrípetamente.–¿Cómo abordaría las restricciones al tráfico privado en el casco histórico?–Otro debate con una falta de seriedad y rigor absoluto. A ver si algún día me entero de cuál es la propuesta de movilidad del PP no sólo para el centro, sino para el conjunto de la ciudad. Eso sí, no podemos generar dificultados a los residentes. Hay que evaluar todas y cada una de las situaciones, y hasta que no se resuelvan no se pondrán en marcha esas restricciones. Eso lo sabe el Ayuntamiento.