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ANÁLISIS: Qué hay que cambiar en el sistema por Pedro García de León y Gara Rojas González

La Razón
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l El informe PISA constató que el nivel de comprensión lectora de los alumnos españoles cayó 12 puntos en relación al año 2000, y siguen por debajo de la media de la OCDE en Matemáticas y Ciencias... ¿Cuál sería su diagnóstico sobre la «salud» del alumnado?
–Un elemento clave en España y que requiere una atención especial es el caso de alumnos y escuelas que tienen peores resultados y que deben afrontar mayores retos. Hay que buscar formas de ayudarlos para subir el rendimiento promedio de los alumnos. Otro elemento importante es el profesorado, siendo necesario mejorar su formación y su valoración en la sociedad. Y no se debe olvidar la implicación de los padres para mejorar los resultados.

l En España hay un eterno debate sobre lo que falla en el sistema. ¿La introducción, precisamente, de sucesivos sistemas? ¿La preparación del profesorado?
–Las reformas de los últimos años han estado centradas en mejorar los resultados educativos, pero no han logrado la estabilidad necesaria para ver resultados claros. Hay que tener en cuenta que dentro del sistema educativo hay partes, como el gasto corriente, que pueden modificarse más rápidamente; en cambio, que el profesorado adapte el enfoque educativo y la formación necesaria para nuevas tareas implica una planificación a mayor largo plazo.La titulación de los profesores en España es similar a la de sus homólogos en la gran mayoría de los países de la OCDE, pero quizá se eche de menos una formación específica en docencia a niveles superiores a la Primaria.

l¿Qué debería cambiar en el sistema educativo español?
–Cada país debe ajustar la experiencia de otros países según sus circunstancias, pero hay varias tendencias que podrían aplicarse al sistema español, sin perder de vista la diversidad entre comunidades autónomas. Por ejemplo, la formación profesional, que además combina estudios académicos y trabajo, ha permitido en muchos países germánicos una transición más sencilla entre los estudios y el mercado laboral. Por otro lado, España está a la cabeza en educación infantil (por debajo de 5 años), factor que se ha revelado como uno de los puntos clave para mejorar los resultados de PISA a la edad de 15 años. Para aumentar el nivel educativo de la población en pocos años, países como Corea se han centrado en darle un mayor valor al oficio de profesor y no necesariamente en disminuir el número de alumnos por clase. El incremento del número de alumnos por aula puede seguir permitiendo un buen rendimiento siempre que se acompañe de un buen apoyo escolar para los alumnos que lo necesiten.

l Actualmente, un alumno de Secundaria puede pasar de curso con tres suspensos. ¿Es partidario de que el alumno que vaya mal repita curso?
–La tendencia general es sustituir la repetición de curso por un seguimiento más personalizado de los alumnos con dificultades. Se ha demostrado que aquellos que suspenden una vez son más propensos a suspender una segunda o tercera vez y, finalmente, se produce el abandono. Suspender curso implica no sólo costes económicos sino también sociales, por lo que se deben buscar alternativas para abordar los problemas de bajo rendimiento.

l Otro aspecto que inquieta en España: el número de «ni-nis». ¿Tenemos motivos para la preocupación?
–España había logrado estar por debajo de la media en 2005, pero en 2009 tenía una tasa de 22,7% de «ni-nis» de entre 15-29 años contra una media de 15,2% en la OCDE, situándose por debajo de Turquía, México e Israel pero por encima de Italia, Irlanda y Grecia. La elevada tasa de desempleo en España puede transformarse en una oportunidad para que los jóvenes vuelvan a la educación y adquieran competencias que les permitan participar en una economía basada más en el conocimiento. Y ayudar al país a encontrar nuevos motores de crecimiento.

–Estamos en plena época de ajustes presupuestarios. ¿Hay posibilidades de que los alumnos puedan mejorar pese a los recortes?
–Aunque es cierto que hay elementos de mejora que no requieren un aumento presupuestario (como una mayor autonomía del equipo directivo de las escuelas o una mejora de la calidad de la hora lectiva), no cabe duda de que, dada la situación de España, con resultados de PISA por debajo de la media de la OCDE, los recortes pueden ahondar más en estos pobres resultados. No hay que olvidar que la educación es un elemento clave para apoyar el progreso económico y social del país a medio y largo plazo. En general, en los países de la OCDE no se puede establecer una relación directa entre la cantidad de recursos invertidos y el rendimiento escolar. Y por ello hay que abordar el problema tomando en cuenta las necesidades de cada sistema.

–En su opinión, ¿la huelga de hoy puede suponer algún cambio?
–El hecho de que la educación se encuentre en el centro del debate es algo positivo per se. En la mayoría de los países de la OCDE, incluida España, los adultos de 25 a 64 años que han alcanzado un mayor nivel educativo están, por término medio, más satisfechos con la vida, participan más en la sociedad y dicen en mayor proporción que tienen buena salud. Lo que da buena idea de la importancia de la educación en el bienestar de los ciudadanos.