Moscú
Así llegó la primera hamburguesa a la Unión Soviética
Se cumplen 20 años del desembarco de McDonald's en Rusia. Por motivos políticos, el estandarte de la cultura norteamericana abrió en Moscú bajo bandera canadiense. Los clientes se asustaban a menudo con la amabilidad de los empleados.
La imagen recorrió la vuelta al mundo. Más de 30.000 moscovitas haciendo una interminable cola, algo a lo que ya les había acostumbrado el régimen comunista, esta vez para degustar una hamburguesa, uno de los símbolos del capitalismo occidental.
Para llegar a aquel momento, la cadena de restaurantes de comida rápida tuvo que bregar con la burocracia soviética durante 14 años para levantar en la Plaza de Pushkin su primera franquicia en tierras rusas. Las negociaciones comenzaron durante los Juegos Olímpicos de Montreal, en 1976.
El mayor establecimiento de «fast food» del mundo
La apertura de la hamburguesería en Rusia supuso también un record. El McDonald's moscovita era el más grande del mundo, podía atender hasta a 15.000 clientes al día y contaba con espacio dentro del local para más de 700 personas.
Otro record podría ser considerado el que llenara el establecimiento cada día. Y es que el precio de una hamburguesa, un refresco y unas patatas fritas, suponía el salario medio de una jornada de trabajo.
Aún en los últimos coletazos de la Guerra Fría con Estados Unidos, «McDonald's Canadá» se hizo responsable de toda la operación simplemente por una cuestión de imagen. El interior del establecimiento fue decorado con un mural con las banderas de Canadá y la Unión Soviética para completar la cuidada estrategia de corrección política.
Un sabor raro y un trato «de extranjero»
Los testimonios de los moscovitas fueron concluyentes. Sus primeras impresiones sobre la comida rápida describían un «sabor raro» y tanta amabilidad de los empleados les parecía propia «de los extranjeros». «No me acaba de convencer, no es ruso», decía otro de los primeros clientes acerca del sabor de la carne.
Cuando las vendedoras sonreían, algunos clientes se avergonzaban de que hubieran podido hacer o decir algo mal: «Qué pasa, qué he hecho mal», les preguntaban. «Algunos interpretan que estoy enamorada de ellos», dijo una de las vendedoras tras la apertura de la franquicia.
Autoabastecimiento en la URSS
En 1990 el régimen soviético aún mantenía su hermetismo y planteó serios problemas de abastecimiento para la hamburguesería, que no podía importar los materiales e ingredientes para elaborar sus comidas, de modo que tuvo que crear su propia cadena de abastecimiento en el país. La distribución y las necesidades agrícolas y ganaderas para producir las hamburguesas tuvieron que ser reinventadas desde cero en Moscú, donde se invirtieron 40 millones de dólares en un centro de producción con su propia panadería, productos lácteos y las unidades de procesamiento de carne, así como un laboratorio de microbiología.
«Cuando necesitábamos más arena o grava para la construcción e íbamos al departamento correspondiente a encargarlo, nos decían "lo siento, usted no está en mi próximo plan quinquenal"», recordaba el responsable de Canadá McDonald's, George Cohon.
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